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ortodoxoCuando se habla del judaísmo en general, normalmente se hace referencia a la interpretación tradicional del judaísmo mayoritario, denominado rabínico en distinción de la secta caraíta. Durante siglos no existía otra escuela. El término 'ortodoxo' se empieza a emplear en el siglo XIX, en oposición a los movimientos reformistas. Algunos judíos rechazan este término y se definen como judíos 'seguidores de la tora'; incluso niegan el calificativo de judío a los reformados.

Todos los datos contenidos en MediterráneoSur respecto a los ritos o creencias del 'judaismo', sin especificar una corriente concreta, hacen referencia a la interpretación ortodoxa.

Los movimientos reformistas surgen a principios del siglo XIX en Alemania, donde algunos rabinos proponen una visión nueva de la fe judía, que renuncia al cumplimiento de las leyes de la halaja y favorece un acercamiento a las formas de vida modernas centroeuropeas. A partir de 1840 fundan sinagogas propias y el movimiento se extiende pronto a toda Europa y Norteamérica. La idea del judaismo se convierte en estas congregacions en una idea más humanista y ética que un conjunto de normas. bíblicas. Entre los rasgos más criticados por parte de los ortodoxos está la de ordenar a mujeres como rabinos. Tampoco se mantiene la prohibición de conducir o encender fuego durante el shabat.

Como respuesta nace en Norteamérica el movimiento conservador, que insiste en el cumplimiento de la halaja, pero buscando una interpretación mucho más liberal e innovadora que la definida por los rabinos clásicos. Se sitúa así a medio camino entre la corriente reformista y la ortodoxa; un ejemplo es el permiso de conducir durante el shabat si es necesario para dirigirse a la sinagoga. En Europa, el movimiento masorti (o massorti, del hebreo masort, tradición) corresponde a esta interpretación.

Ni la escuela reformista ni la conservadora han conseguido establecerse en Israel, más allás de crear pequeñas comunidades formado a menudo por inmigrantes. En conjunto, todo Israel y las escasas comunidades judías mediterráneas fuera de este país son ortodoxas. Una excepción es Francia, donde el Gran Rabino también suele ser ortodoxo, pero donde el movimiento masorti es activo y agrupa a numerosos seguidores.

El debate entre movimientos ortodoxos, reformistas y conservadores se restringe al ámbito asquenazí, mientras que los sefardíes y mizrajíes son en conjunto ortodoxos. Eso sí, la tradición sefardí es a menudo menos estricta que la asquenazí. Curiosamente, esta situación se ha invertido en Israel, donde grandes partes de la población sefardí-mizrají, oriunda de Marruecos, está coordinado hasta hoy por rabinos lituanos que promueven una interpretación estricta de la halaja. Como consecuencia, la tradiconalmente tolerante y liberal comunidad judeomarroquí y sefardí se ha convertido en el guardían de la ortodoxia asquenazí.

Aunque la población israelí en bloque pertenece a la corriente ortodoxa, por supuesto un importante sector de la población judía no es religioso, no cumple las leyes de la halaja o incluso se declara agnóstico. Eso sí, se observa una creciente religiosidad: según una encuesta de 2000, un 58% de los judíos israelíes sólo toma alimentos kósher, un 44% separa estrictamente cárnicos y lácteos, un 48% reza cada viernes por la noche el kidush y un 25% nunca viaja en shabat.

Determinados signos externos muestran los grados de devoción entre los ortodoxos: llevar siempre una kipa (gorrito redondo), en lugar de colocársela sólo para acudir a la sinagoga, denota religiosidad entre los hombres. Entre los miembros del movimiento sionista religioso, más fundamentalista, este gorrito debe ser tricotado a mano. Además, los más devotos se dejan barba, sobre todo en las patillas. Las mujeres ortodoxas religiosas se cubren la cabeza con un gorro o sombrero de cualquier tipo y llevan falda. Más estrictas son las normas de vestir y de corte de pelo entre los jaredíes.