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Ibérica, fenicia, romana, musulmana, castellana... en cada una de sus épocas históricas, España ha estado estrechamente vinculada al resto del Mediterráneo, tanto en comercio y cultura como políticamente.

Cádiz fue la lanzadera atlántica para los navegantes de Líbano, Sevilla fue cuna de dos emperadores de Roma, la Córdoba musulmana ganaba en fama a Damasco y Bagdad. Más tarde, el Reino de Aragón incluía partes de Italia. Sólo a partir del siglo XVI, España centró su atención en el Nuevo Mundo y redujo su conexión con el resto del Mediterráneo.

España es uno de los estados más antiguos del Mediterráneo: lleva prácticamente medio milenio con sus fronteras actuales. Pese al aislamiento y el retroceso que supuso la dictadura de Franco, España recuperó a partir de los años setenta no sólo su sitio en Europa —ingresa en la Unión Europa en 1986— sino que se sitúa incluso en el vagón de cabeza en materias de desarrollo social y derechos humanos.

El mapa político se compone de dos grandes partidos: el Socialista (PSOE) y el Partido Popular (PP). A ellos se añade la históricamente importante pero hoy muy reducida formación Izquierda Unida y varios partidos regionales que a causa del sistema electoral tienen cierto peso en la Cámara de Diputados: CiU (Cataluña), PNV (País Vasco), BNG (Galicia), CC (Coalición Canaria)... El primer ministro dirige tanto la política interior como la exterior, aunque el cargo de jefe de estado se reserva formalmente al rey (actualmente Juan Carlos I). Éste, sin embargo, no interviene en actos políticos y reserva su aparición únicamente a ceremonias simbólicas.