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arabia saudi Egipto Eritrea Etiopía Israel Jordania Iraq Kuwait Bahréin Qatar Emiratos Oman Yemen Iran Sudán
bandera saudiCreado como estado: 1744 (como dinastía), 1932 (en su forma actual)
Capital: Riad
Población: 27 millones
Lenguas: árabe (oficial), árabe peninsular
Religión: islam wahabí (religión de estado)
Moneda: rial
Siglas internet: .sa Prefijo: +966-
Gobierno: Monarquía absolutista
Rey: Abdalá ben Abdulaziz Saud (desde 2005)
Conflictos armados: ninguno
arabia saudi Es la teocracia más rotunda del planeta: Arabia Saudí no tiene legislación escrita, su constitución es el Corán y todas las normas legales deben adecuarse a la charia, la ley coránica... o mejor dicho a la interpretación que los muftis wahabíes dan al libro santo. Una interpretación mucho más severa y restrictiva que la habitual en las demás corrientes islámicas.

La fusión entre religión y estado es la base sobre la que se formó en el siglo XVIII el reino de Arabia Saudí: nació como alianza entre el príncipe Mohamed ibn Saud y el predicador Mohamed ibn Abdel Wahab. Pese a que la dinastía perdió dos veces todo su territorio, acosada por las fuerzas otomanas y por otras dinastías árabes, el príncipe Abdulaziz Saud restableció el dominio de la familia en 1902 y a partir de 1925, financiado por Gran Bretaña, fue recuperando la mayor parte de la Península Arábiga, unificando el reino en 1932.

El descubrimiento de inmensas reservas de petróleo pocos años después convirtió el reino en una potencia económica y política de primer rango. Como consencuencia, la severa interpretación wahabí del Corán, hasta entonces considerada como una secta poco ortodoxa, obtuvo reconocimiento por parte de las otras corrientes.

La financiación saudí de colegios islámicos, mezquitas y predicadores así como instituciones de estudio y desarrollo en numerosas partes del mundo expandió esta versión del islam a numerosos países del mundo y hacia finales del siglo XX, se convirtió incluso en la interpretación más conocida internacionalmente y más presente en los programas de predicadores televisivos.

Arabia Saudí no sólo es el país más fundamentalista del mundo sino también uno de los más autoritarios: no existen partidos ni movimientos de oposición, excepción hecha de algunos teólogos aún más estrictos que la dinastía saudí, y todo el poder está concentrado en la familia real. La única experiencia de elecciones locales, de escaso alcance, tuvo lugar en 2005 y sólo permitía votar a los hombres. La separación de sexos llega hasta tales extremos en Arabia Saudí que las mujeres tienen prohibido conducir en carreteras públicas y hasta 2008 no podían entrar en un hotel sin acompañante masculino. Estar a solas con un hombre que no sea un familiar sigue siendo considerado un delito.

Curiosamente, esta interpretación extremista del islam, que ha inspirado no sólo el movimiento talibán afgano sino también otros grupúsculos políticos, y es también invocado por los portavoces de Al Qaeda, no ha impedido que Arabia Saudí sea un excelente aliado de Estados Unidos. Desde 1951, Washington mantiene un equipo de entrenadores militares en Arabia Saudí. En 1990, con motivo de la guerra del Golfo, en la que tropas saudíes y norteamericanas combatieron juntos, EE UU envió un contingente de tropas a Arabia, que permaneció hasta 2003; ahora queda un grupo de medio millar de militares norteamericanos en Riad.