Hoy, las alianzas militares, económicas e ideológicas de la región casi siempre trazan una línea de división horizontal a través del Mar Mediterráneo, con Turquía a menudo considerado una bisagra entre ambos lados.
En siglos anteriores, el Mediterráneo no tenía esta función separadora: fue la autopista de los fenicios, probablemente la primera cultura que establecía una comunicación alrededor de todo el mar. Poco más tarde, la expansión de la cultura griega se hizo de la misma manera: de costa a costa. Las aguas fueron también el aglutinante que permitía la comunicación entre las regiones del imperio romano y sus herederos, el bizantino y los reinos bárbaros: sólo la flota permitía trasladarse de forma rápida y segura de una punta del imperio a la otra y, sobre todo, llevar importantes cargas.
La ausencia de una flota fue precisamente el elemento que impidió la permanencia de un imperio árabe. En su lugar, la civilización árabe, sin una coordinación política única, impregnó toda la región, aun las partes de Europa que no llegaron a aceptar el islam. Las dinastías magrebíes ocupaban partes de la Península Ibérica e Italia al mismo tiempo que Portugal reinaba sobre la costa atlántica norteafricana (el 'Algarve de ultramar').
En el siglo XV, la Corona de Aragón y la República de Venecia establecieron su influencia sobre vastas zonas costeras, desde Córcega a Túnez, Chipre, Atenas y Bizancio. En los siglos sucesivos se disputaban las riberas mediterráneas con los sultanes de Estambul que crearon el único estado comparable en extensión al romano: el Imperio Otomano. En su máxima extensión llegaba hasta Viena y Odessa en el norte, Argelia en el oeste y Yemen en el Sur.
Con la conquista francesa de Argelia en 1830 se invirtieron las tornas y se inició un siglo de dominio colonial europeo en la ribera sur: políticamente, Europa engloba ahora todo el Mediterráneo.
En el Este, el Imperio Ruso hace retroceder al Imperio Otomano, hace valer su influencia en los Balcanes y se anexiona los países del Cáucaso, pero no llega a tocar el Mediterráneo. En 1945, la Unión Soviética, heredera del imperio, establece el último de los grandes conjuntos geopolíticos: el bloque comunista, que aisla sus miembros del resto de la región.
Dos fechas marcan el fin de esta era: en 1963, Argelia es el último territorio colonial mediterráneo que accede a la independencia, exceptuando el Sáhara español y Yibuti. Se establece así por primera vez en la historia una frontera política a lo largo del todo el Mar Mediterráneo. En 1991, la disolución de la Unión Soviética elimina la barrera entre Este y Oeste en Europa y vuelve a acercar los Balcanes, Ucrania y el Cáucaso al resto de los países mediterráneos.