En realidad, la columna de opinión periodística, limitada a un número exacto de caracteres y sujeta a partes iguales a la actualidad candente y la necesidad de profundidad, incluso de ingenio, es un género que exige grandes dosis de oficio. Por ello permanece: cuando los datos cambiado, los análisis aparecen desfasados, pero no el espíritu, la intuición, que transmite una columna acertada.