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¿Debe una musulmana llevar velo? Esta pregunta enciende desde hace dos décadas los ánimos de teólogos y predicadores musulmanes y marca la vida de millones de mujeres en todo el mundo islámico.Es un debate confuso, sobre todo cuando se desarrolla en Europa, donde se da por supuesto que el 'velo' es una prenda tradicional o bien un mandamiento universalmente aceptado del islam. Ambas ideas son falsas.
Las tradicionales prendas femeninas varían según la región, sin que haya una clara norma respecto a cuánto deben cubrir; por lo demás están sujetas a evoluciones y modas. El islam no se pronuncia sobre este detalle.
El hiyab es hoy casi siempre un pañuelo que cubre el cabello, enmarca la cara, se anuda bajo la barbilla y tapa el escote. Es un símbolo religioso, pero dista de ser universalmente aceptado. Fue impuesto como norma en Irán tras la Revolución Islámica de 1979 y se popularizó en la década siguiente en todo el mundo islámico.
Hoy, el hiyab es la prenda estándar de quienes aseguran que el islam impone a la mujer normas de vestir, una interpretación que no es, ni de lejos, indiscutida, si bien la expansión de la corriente wahabí ha acallado las tradiciones divergentes. Es, esencialmente, el uniforme de la sección femenina de un movimiento político mundial que considera la religión como base de su lucha social.
La palabra árabe hiyab aparece en el Corán únicamente con el significado de 'cortina', sin referencia a la indumentaria femenina. Los dos pasajes del texto que detallan explícitamente las normas de comportamiento femenino distan de ser exactas en este punto, aunque numerosos exégetas las usan como fundamento para construir una supuesta obligación de ocultar el cabello. La sura Las Mujeres [24, 30-31] establece que tanto hombres como mujeres deben "dirigir la mirada hacia el suelo y resguardar su entrepierna"; para las mujeres añade, además, que ellas "no deben mostrar sus encantos, excepto los visibles, y deben cubrir su pecho con el velo". Desde luego, cabe discrepar sobre qué son ‘los encantos’ y que es lo habitualmente 'visible'. La segunda parte del verso sí parece desterrar el top less, pero ni siquiera esto es obvio porque las palabras clave 'velo' y 'pecho', son de significado oscuro y la traducción ofrecida es una mera convención.
La sura Los Aliados [33,59] establece que "las esposas del profeta y sus hijas y las mujeres de los creyentes" deben "arrebujarse con el manto" para ser "más fácilmente reconocibles", sin definir cuánto debe cubrir este manto. Muchas mujeres musulmanas señalan que el contexto de la sura hace referencia al círculo íntimo del profeta y no se sienten aludidas por ninguna de estas normas; opinan que la fe no se manifiesta en la indumentaria y que llevar bikini (una imagen frecuente en Marruecos) no es contrario a la religión.
Desde el siglo X, una corriente de exégetas interpreta que los ‘encantos visibles’ de la mujer que sería lícito mostrar son rostro, manos y pies. Es una interpretación aceptada hoy por la mayoría de los movimientos fundamentalistas. Más lejos va la corriente wahabí, que impone el niqab, una prenda que oculte completamente a la mujer, dejando sólo una fina rejilla para los ojos. Normalmente se combina con guantes. No tiene justificación en los textos sagrados y es difícilmente compatible con las frecuentes advertencias coránicas según las que el cumplimiento de las normas no debe ser una carga para los creyentes.
La costumbre de poner el hiyab incluso a niñas a partir de los cinco o seis años, cada vez más extendida entre los grupos fundamentalistas, es totalmente contraria al islam, ya que las obligaciones religiosas sólo deben cumplirse con plena conciencia de la fe, nunca antes. De la misma manera que los niños sólo deben rezar y cumplir el ayuno del ramadán cuando son capaces de entender y asumir el valor de estos actos, una niña no debe ponerse una prenda destinada a señalar a los demás su castidad mientras no tenga conciencia de poder suscitar deseos sexuales.
Leyes
Algunos países islámicos imponen por ley un modo de vestir concreto. Así, Arabia Saudí obliga a todas las mujeres llevar en público siempre el niqab, es decir tapándose hasta el rostro. Irán impone el chador, que combina un pañuelo cerrado con un amplio vestido que debe llegar hasta los tobillos. Aunque muchas jóvenes dejan ver el inicio de los cabellos, la policía moral iraní puede castigar esta 'falta de decencia'. En los países del Golfo, ninguna de estas prendas es obligatoria por ley, pero la presión social hace muy difícil que una mujer se muestre en público sin, al menos, el hiyab.
Más hacia Occidente, las normas sociales son mucho menos severas; ni Iraq ni Siria o Egipto imponen una vestimenta concreta, aunque en El Cairo, el hiyab ha ganado enormemente terreno en la última década y hoy pocas chicas se muestran en público con el pelo descubierto. Algo similar pasa en Argelia, donde esta prenda es hoy mucho más frecuente que en los años anteriores a la guerra civil. En Marruecos se va extendiendo, pero sólo en las ciudades; en la sociedad campesina permanece desconocido. El gobierno no lo fomenta y se cree habitualmente que una joven con hiyab tiene menos posibilidades de ascender en las grandes empresas.
Túnez es el único país oficialmente islámico que prohíbe a las funcionarias llevar hiyab, ya que lo considera un símbolo sectario. La misma ley rige en Turquía, donde el laicismo del estado impide llevar símbolos religiosos en instituciones públicas o actos oficiales. Aunque el partido en el gobierno, el islamista AKP, defiende el hiyab, no ha podido derogar esta ley y las universidades no admiten a alumnas veladas. En consecuencia, las hijas del primer ministro estudian en Estados Unidos, donde sí pueden llevar esta prenda...
Francia fue el primer país europeo en adoptar una ley similar a la turca: en 2004 prohibió los símbolos religiosos —el hiyab, la kipa judía y las cruces ostentosas— en todos los colegios públicos. Pese a la intensa polémica suscitada, al año siguiente apenas hubo situaciones conflictivas y la ley se cumple hoy íntegramente; algunas universidades también la aplican. En España ha habido debates puntuales sobre el mismo tema, que se han resuelto normalmente con la aceptación de la niña con hiyab en clase. A veces, esta postura se describe incluso como un paso hacia la 'multiculturalidad'.