Ilya U. Topper
[Colonia · Oct 2007] Zona entrevista Günter Wallraff | Periodista «Bush y Bin Laden son personajes complementarios»
"Wallraffear: dícese del método periodístico de infiltrarse en una institución para realizar un reportaje”. Así lo recoge la Academia Sueca del idioma. El origen del verbo es un periodista alemán que lleva 35 años practicando este método, ya sea como obrero turco, ya sea como traficante de armas.
Hoy, a los 65 años, Günter Wallraff promete seguir dando guerra. Sube a saltos la escalera de su modesta casa en un barrio tranquilo de Colonia, decorada con minerales y piezas arqueológicas, refugio para perseguidos políticos, y enhebra su discurso entre innumerables llamadas telefónicas, debates y citas.
En junio propuso leer los ‘Versos Satánicos’ de Salman Rushdie en una mezquita. ¿Una provocación?
No era una provocación, tenía la ilusión de hacer algo constructivo. Cuando la asociación islámica turca en Alemania, Ditib, que conoce mi trayectoria a favor de la integración, me pidió formar parte del consejo asesor de la mezquita que planifica construir en mi barrio, les dije que sí, pero no sólo quiero figurar. Salman Rushdie es mi amigo, ha estado un par de veces escondido en mi casa y sigue amenazado de muerte. El encargado de diálogo de Ditib dijo que por qué no, pero más tarde hubo muchos pretextos y vi que no manda él en la asociación, sino un asesor de la embajada turca, al que envían desde Ankara para dos años y que no habla alemán; prefieren que no se integre. Y con éste no hubo nada que hacer.
El revuelo, en todo caso, era enorme.
Hubo periódicos alemanes que me acusaron de romper un tabú, aseguran que es como si pidiera que en el Vaticano o la catedral de Colonia se celebrara una misa ecuménica para homosexuales... ¡También eso habría que hacerlo! Un cura que asume que es gay pierde de inmediato su trabajo, no recibe su jubilación, y eso es algo que va en contra de la dignidad humana. A esa misa llevaría además a las amantes secretas de los curas y sus hijos, obligados a mantenerse escondidos. Hasta ahora, la Iglesia tomaba un seguro con la compañía Allianz sobre el pago de la manutención a los hijos de los curas hasta el tercer hijo, pero ahora hay tantos que Allianz lo ha finiquitado... Hay una hipocresía inmensa. Pero hay una diferencia elemental: si pidiera algo así, no me amenazarían de muerte.
«A los niños musulmanes en Europa los adoctrinan en las mezquitas, no los convierten en capaces de integrarse»
¿Era muy arriesgado tener a Salman Rushdie viviendo en casa?
Lo tenían muy perseguido en Londres, unos espías de Irán investigaban mi casa, pero el Gobierno nos puso mucha seguridad; la calle estaba vigilada por agentes camuflados como ‘sin techo', durmiendo en los bancos con botellas de vino tinto, pero dentro había té de hibisco... Estuve un rato largo bajo protección policial, pero ahora lo he rechazado, es muy incómodo. Tengo el honor de aparecer en una web que se le atribuye a Al Qaeda como enemigo del islam número uno por lo de la lectura de Rushdie en la mezquita; las instituciones de seguridad creen que hay que tomarlo en serio, pero yo no hago caso. Por cierto, quienes amenazan a Rushdie no han leído su libro. En ningún país islámico está traducido. No al árabe y ni siquiera al turco.
Por eso hay que insistir en el caso de Rushdie.
¿Hasta dónde llega la influencia de Irán entre los musulmanes europeos?
Hay grupos orientados hacia Irán. Son muy hábiles, tienen una estrategia doble, buscan de forma precisa a personajes de la vida pública y los atraen. Yo mismo caí en una trampa de éstas: di una charla ante tres mil jóvenes sobre el abuso de las religiones mundiales, el cristianismo, el islam, los horrores cometidos en nombre de la religión, y también sus lados más humanos. Todo lo que dije crítico del cristianismo se tradujo, y todo lo crítico con el islam, me enteré más tarde, no se tradujo. Mientras, un amigo mío hizo una encuesta entre los padres de los alumnos coránicos sobre la fetua contra Salman Rushdie, que en este momento estaba muy amenazado. Y todos estaban a favor de la fetua, todos. Allí se me hizo la luz.
¿Funciona la integración en Europa?
El problema es que se les adoctrina a los niños aquí, se les ofrece en estas mezquitas una visión del mundo que no los convierte en capaces de integrarse. He mirado la biblioteca en la mezquita de Ditib: sólo hay tratados islámicos.Basura. Bueno, cuando yo era niño, en la librería Bartolomeo era todo leyendas de santos, pero había algo de literatura mundial...En Alemania hay una asociación de ex musulmanes, que se manifiestan en la calle con carteles; esta gente se arriesga bastante, porque hay países como Irán donde esto se considera punible con la muerte. No se puede uno dar de baja del islam: eso es totalitarismo.
El pañuelo islamista ¿combatirlo, aceptarlo?
Creo que el pañuelo no debe estar en la escuela. De hecho, está prohibido en los colegios y en las recepciones oficiales en Turquía, y con razón, porque es un símbolo de lucha ideológica. Y más cuando hay niñas pequeñas a las que se les obliga a asumir esta señal de sumisión, lo cual además es absurdo, porque supuestamente es para que la mujer no seduzca al hombre con su atractivo, y una cría, ¿cómo podrá seducir a nadie si no es un pedófilo?
Llegaremos a un punto en el que las mujeres que no llevan pañuelo tendrán que empezar a justificarse.
¿Se islamiza la sociedad árabe?
En Egipto, religión y Estado oficialmente aún se separan, pero en la práctica, el Gobierno ya hace mucho que cedió, los islamistas mandan. Otros se callan, como antes se callaba la izquierda ante ciertas vulneraciones de los derechos humanos: nadie quería estar en el bando equivocado. Hoy se divide el mundo entre Occidente y sociedades islámicas. No todo el mundo apoya las ejecuciones o la fetua contra Salman Rushdie, pero nadie quiere protestar. Esta forma de pensar en bandos es desastrosa.
La tendencia es que los islamistas están ocupando todos los puestos clave y cualquiera que quiere alcanzar un puesto, lo primer que hace es financiar una mezquita, hay una islamización que está minando el Estado y lo destruye, a largo plazo.
¿Después de trabajar 40 años como periodista ¿diría que el oficio mejora o empeora?
No soy periodista en el sentido estricto, nunca lo estudié. Un colega dice que mi método no es generalizable, algo en lo que estoy de acuerdo, se debería tratar más bien como literatura documental o como arte de acción, yo diría que también como reportaje, cuando este concepto todavía no se empleaba de la forma abusiva en la que se usa hoy, cuando todo se llama reportaje, aun lo escrito por encargo y de forma superficial... Mi método está entre los cajones de la literatura y el periodismo clásico, un equilibrismo. Veo sobre todo entre los más jóvenes la disposición de entregarse en este sentido, pero los medios de comunicación no lo permiten, cada vez hay más estilo de magacín, más corto, las emisiones se acortan o se trasladan a horas nocturnas, algo a lo que contribuye el respeto erróneo a las cuotas de pantalla.
¿Quién manda en los medios?
Los dueños de los medios son jefes de grandes conglomerados empresariales. O familias que tienen avidez de beneficios... algunos editores quieren sacar un 14-15% de rentabilidad y eso simplemente es demasiado. De ahí que el medio se vende a cualquier inversor depredador que lo considerará una pelota en el juego de la globalización. En los años sesenta, un analista de prensa aún pudo decir que la libertad de prensa en Alemania era la libertad de doscientas personas ricas e influyentes de colocar sus opiniones. Hoy son cinco. Pero incluso entre ellos hay acuerdos o simplemente intereses coincidentes de no colocar en primer plano ciertos temas sociales.
¿Tras años de luchas en los tribunales contra los métodos del diario Bild ha cambiado algo en la prensa alemana?
El Tribunal Federal constató en su sentencia que Bild —mayor diario alemán y paradigma de la prensa amarilla, cuyos reporteros se presentan a veces como policías para conseguir fotos— es “una evolución errónea de la prensa alemana”; ahora, los tribunales son más sensibles a las vulneraciones de la privacidad. Me constan casos en los que los afectados se han quitado la vida tras una historia publicada por Bild.
«En los sesenta, la libertad de prensa en Alemania era la de 200 personas influyentes. Hoy es la de cinco empresarios» Nuestra campaña de boicot redujo un poco la tirada, pero hoy el cambio es para peor: la disminución de la tirada debido a internet lleva a la ‘amarillización’ también de la prensa de calidad: personificación, escandalización, histerización. Se les convierte a unos cuantos en chivos expiatorios; hasta los periodistas serios se apuntan a la caza al hombre. Bild empezó a pedir que cualquiera que viera algo llamativo lo fotografiara; el lector se convierte en husmeador. Así le hicieron una foto al comisario europeo Günter Verheugen cuando paseaba desnudo con una empleada en una playa nudista. Esto lo convirtieron en escándalo... yo digo: el escándalo habría sido si se hubiera paseado vestido en tal lugar.
¿Cómo nació su método de trabajo, la infiltración como investigación?
Yo era un alumno malo con las asignaturas abstractas, necesito sentir las cosas. Los juzgados han confirmado una y otra vez que es lícito trabajar con nombre falso porque el derecho del público a ser informado de los abusos que se cometen es un bien jurídico más elevado que el derecho de la empresa a la privacidad. La pregunta es: ¿dónde termina este método? Y lo tengo muy claro: termina donde empieza el de Bild. La esfera íntima es algo a lo que nunca he dedicado ni una línea, sea quien fuera el adversario. «Carezco de miedo, pero tomo precauciones, provoco la reacción del adversario: soy buen jugador de ajedrez»
¿No se corre peligro de asumir las ideas?
Trabajar en Bild, explotar los lados morbosos, era como un lavado de cerebro: si trabajas en una cinta mecánica puedes soñarte en otro lugar, pero tener que alimentar continuamente esta basura te reblandece y te devora. Mi novia de entonces me decía a veces: “ya tenemos aquí a Esser —era mi nombre como redactor de Bild— ¡si Wallraff se enterara!” Si hubiera estado obligado de quedarme más tiempo, no sé qué habría sido de mí. A mis amigos les dije: “Si me entra la ambición y quiero llegar a redactor jefe, sacadme de allí”.
¿Y no es arriesgado a veces?
Carezco de miedo, aunque precauciones sí tomo. Soy buen jugador de ajedrez y uno evalúa la reacción del adversario, incluso la provoca. Es un juego y me encanta jugar. ¿Alguna vez me he jugado la vida? Cuando me encadené, en 1974, a una farola en Atenas, sabía a lo que me arriesgaba: tomé analgésicos para no confesar mi nombre de inmediato bajo la tortura, porque me habrían llevado al aeropuerto, pero yo quería saber qué sufriría un griego normal. Se dieron cuenta después de dejarme maltrecho, y ya no podían soltarme.
¿Cómo elige sus temas?
Mi norma es ir contra los que mandan, los que pueden defenderse, nunca contra las víctimas. Cuando veo a alguien indefenso, sí arriesgo todo. Como cuando planifiqué sacar de la cárcel a Helmut Hofer, un comerciante alemán condenado a muerte en Irán en 1998 por una supuesta relación amorosa, que no era cierta, con una estudiante iraní. Habría ido a Teherán para verle en la cárcel; él habría salido con mi ropa y yo me habría quedado. Finalmente el Gobierno alemán lo consiguió sacar, después de que yo les presionara con realizar una acción. Estaba muy aliviado con que ese cáliz pasara y la acción no hiciera falta, pero lo habría hecho. Creo que habría sobrevivido: pese a mi amistad con Rushdie tengo amigos en Irán, porque hice un documental, disfrazado de iraní, para mostrar la explotación de los obreros inmigrantes en Japón.
¿Dónde va Irán?
Creo que había que tener una postura mucho más dura contra el desarrollo nuclear, porque Mahmud Ahmadineyad es alguien a quien hay que tomar en serio, ha anunciado repetidamente la eliminación de Israel y si tuviera los medios intentaría llevar a la práctica sus amenazas. Hay que intentar con todos los medios impedírselo.
¿Piensa que hay algo de cierto en el ‘choque de culturas’ de Huntington?
No me parece correcto asumir este choque, pero no se trata de un problema de riqueza y pobreza. Es una ofensiva que sale de un contexto islámico con motivaciones religiosas y la Administración Bush hace todo lo posible para azuzarlo, para que siga recrudeciéndose. Son polos que forman un conjunto; tanto Bush como Bin Laden se consideran salvadores de la humanidad, son personajes complementarios...En sus maneras de pensar son mucho más similares de lo que quisieran admitir. Por añadidura, Bin Laden ha sido desde el principio armado, fortalecido y motivado por Estados Unidos, por la CIA, antes de independizarse. Los americanos viven una y otra vez bajo la aparente impresión, errónea, de que el enemigo de su enemigo sea su amigo. También Sadam Husein fue durante mucho tiempo el favorito de los norteamericanos; al igual que Noriega o las estructuras talibanes.
¿Cree que el pueblo estadounidense es consciente de eso?
Ya en los años sesenta sabíamos que había escuelas de tortura y que la CIA encargaba asesinatos de políticos. Entonces éramos los ‘conspiradores’ que afirmábamos eso de forma unilateral, hoy los documentos y los archivos son públicos, ya no es un secreto.
¿Tenemos más información sobre la guerra de Iraq que la que hubo sobre Vietnam?
Yo creo que sí. Internet juega un papel muy importante, ya nada es secreto. Veo internet como la memoria de la sociedad humana, incluso se podría convertir en su conciencia. Es un contrapeso democrático fundamental contra la manipulación. Las redacciones on-line son a menudo mucho más críticas que las de la prensa impresa. El problema es filtrar el material, evaluarlo, desechar los rumores; es un arte y eso habría que enseñarlo como asignatura escolar.
Porque internet está lleno de rumores, noticias intencionadas... uno se ahoga en la avalancha de información. Si no existieran los periódicos impresos, habría que crearlos justo ahora para permitir una panorámica.
«Internet es un contrapeso democrático fundamental contra la manipulación pero hay que filtrar el material»
¿A qué le da más importancia?
A ser creíble. Estar sentado entre las sillas no es precisamente cómodo, pero dicen que es sano para la postura. Me pasa a menudo. Tengo un amigo kurdo del PKK que pasó ocho años en la cárcel en Turquía; cuando lo liberaron volvió al cuartel central del PKK y vio que su organización se había convertido en una secta política alrededor de un asesino megalómano. Consiguió huir y yo lo tuve más de un año escondido; también publiqué su libro, ‘La dictadura de Abdullah Öcalan’. Antes fui a ver a Öcalan —aún en libertad— para discutir el caso con él, uno tiene que confrontar la información con los afectados. Lo vi todo confirmado, era peor de lo que imaginaba. Por eso recibí amenazas del PKK: me consideraban un agente turco. Y entre los nacionalistas turcos paso por ser amigo de los kurdos.
¿Siempre está entre los frentes?
En las actas de la Stasi, la policía secreta de Alemania Oriental, pone que yo probablemente era agente de los servicios secretos occidentales, y entre los grupos derechistas alemanas, yo pasaba por ser el encargado de la Stasi. Cuando insistía a favor de Hofer, el Gobierno alemán me dijo que me dejaba instrumentalizar por Irán: no se podía imaginar que alguien llegue a asumir un riesgo sin recibir una orden. Pero la orden me la doy yo mismo. Soy independiente. Nunca estuve en ningún partido y cambio de voto. A veces voto a Los Verdes, antes pertenecería al ala izquierda del partido socialista, pero ese ala ya no existe... Gerhard Schröder fue el gran desastre de este partido.
¿Quién lucha hoy por la igualdad social en Alemania?
He tenido experiencias muy tristes, voy a menudo a Alemania oriental, donde hay una atmósfera de radicalismo de derechas. Son regiones con una alta tasa de paro, donde los activos se piran para el Oeste, sólo quedan viejos, y no hay ofertas de trabajo. Los que dirigen el movimiento vienen del Oeste, son gente formada, estrategas muy duros. Ahora son más hábiles que antes, ya no llegan con su apariencia típica sino que empiezan con ayudas a los vecinos y cosas así. Es una amenaza. Pero no culpo a los adolescentes que se entregan a la derecha por protesta o por estupidez. Pregunté en un aula de formación profesional quién tendría una plaza en la empresa cuando termine su formación. De cinco levantaron la mano uno o dos. Pregunté quién estaba en un sindicato. Nadie. Si se llega a saber, ya no tendremos ninguna oportunidad, dijeron. El derecho a la libre asociación al sindicato está puesto en duda en nuestra sociedad.
¿Y no se hace nada contra eso?
En Alemania el valor cívico es una virtud muy poco desarrollada, comparado con Francia, donde hay mucha más rebelión, cuando los más débiles son pisoteados. Tengo la impresión que el Alemania somos los más cobardes del mundo, quizás Suiza sea peor.Creo que habría que crear una asignatura de valor cívico en el colegio. Por otra parte, si me dicen en Turquía que no entendemos su orgullo nacional, respondo que quizás tengamos una ventaja por no tenerlo, quizás no nos haga ninguna falta y nos hayamos convertido en internacionalistas, quizás hayamos conseguido ser antimilitaristas, sin ningún deseo de nuevas guerras, y quizás incluso yo haya contribuido mi grano de arena.
¿Qué vió en su reciente reportaje, infiltrado en una empresa de venta por teléfono?
Hay una nueva pobreza y una nueva riqueza, la de los altos ejecutivos —que se otorgan sobresueldos cuando hacen 'adelgazar' una empresa, así lo llaman ellos— que en los últimos diez años han aumentado sus retribuciones en un 300%, mientras que los sueldos de los trabajadores han subido un 5%. Se agrava la división entre ricos y pobres y vuelve a tener vigencia una frase del capitalismo inicial: los pobres mueren antes. Quienes ganan menos de 1.500 euros al mes tienen una esperanza de vida nueve años menor que los que ganan 4.500 euros o más. Eso dice bastante sobre nuestro sistema social. Alemania debería recibir ayuda al desarrollo de Escandinavia.
Después de sus críticas a los regímenes islámicos, no entiendo cómo todavía se pronuncia a favor de la mezquita de Colonia...
La mezquita ya existe, sólo que es muy modesta. El solar lo compró la comunidad hace 20 años y creo que tiene el derecho de construir allí algo que pueda enseñar al mundo. Lo diseñará un famoso arquitecto de iglesias y podría ser un atractivo más del barrio. Pero hay que preguntarse ¿realmente es importante para las necesidades de los creyentes? ¿Y de dónde viene el dinero para tantas mezquitas? Dicen que los 14 millones del presupuesto salen de colectas, pero el dinero llega en parte desde Turquía.«Muchos inmigrantes se afilian a una comunidad religiosa aquí, no antes: sustituye la patria» Y aun es un país moderado; cuando la financiación y orientación llegan desde dictaduras como Irán, Pakistán o Arabia Saudí, habría que tener mucho cuidado.
¿Y cree que la mezquita es importante?
Los representantes de los alevíes —un tercio de los turcos son alevíes, no van a la mezquita y sufren la islamización de la sociedad— me dicen que están en contra de ella. Por otra parte, muchos inmigrantes sólo se afilian a una comunidad religiosa aquí, cuando no tenían el menor interés en su tierra; es una especie de sustituto de la patria. Por eso no deberíamos considerar dogmático a cualquiera que va a la mezquita. Tengo la esperanza que, en una o dos generaciones, todo el fantasma se haya disuelto.
¿Qué habría que hacer mientras?
Tenemos un concepto muy equivocado de la tolerancia: soportar la intolerancia del otro a menudo no es más que ignorancia o simplemente cobardía. Hace falta afrontarla. No desde arriba, no como si fueran subdesarrollados, pero hay derechos humanos invulnerables —ya sean derechos de la mujer, de los niños, de la igualdad— y allí no debemos ceder. De todas formas, nunca olvidemos lo que hay de negocio en todas las religiones: a menudo, la fe es una tapadera. El alcalde de Colonia está a favor de construir la mezquita porque le debe favores a la empresa constructora, la mayor de la zona y bien relacionada; el director de urbanismo les pasaba contratos, en detrimento de la ciudad, ahora forma parte de la junta directiva. Y detrás de la empresa de construcción hay un gran banco privado. Por eso ahora, entre las autoridades de Colonia, se promueve la tolerancia.
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