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Topper
Ilya U. Topper
[Junio 2010]
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El espejo de Maalouf

Las Letras y la Concordia. Amin Maalouf, autor libanés afincado desde hace décadas en Francia, podría haber competido en ambas categorías del Premio Príncipe de Asturias. En Letras por ser uno de los escritores que han devuelto al gran público el gusto por las novelas bien hechas, correctamente ambientadas, escritas con conocimiento de causa... y sin embargo capaces de convertirse en bestseller: León el Africano ha acercado a millones de lectores europeos un mundo vecino, cercano, sin caer en orientalismos ni clichés trasnochados. Y en Concordia por lo que expresa.

Amin Maalouf es uno de estos escritores que han decidido utilizar la pluma como arma: el mundo está que arde y no cabe la opción de quedarse sentado. Y menos cuando uno tiene fama de estar encajado entre dos culturas (la “occidental” y la “islámica”) aunque en realidad, Maalouf pertenece a una sola: la universal. También se le podría describir como atrapado entre dos fuegos: las hogueras de quienes abogan por amurallar Europa frente a todo lo que no se defina como “occidental-cristiano” y la gasolina de quienes están transformando el islam en una nueva secta totalitaria.

La voz del escritor libanés es necesaria frente a esta rentable guerra que unos y otros promueven bajo el marchamo de “choque de civilizaciones”. Porque nos recuerda que el pueblo, los personajes de sus novelas ―el propio León el Africano que en el siglo XVI no tuvo problema alguno en ser ora musulmán, ora cristiano―  no son quienes chocan sino quienes son machacados. Y que la única manera de hacer frente al totalitarismo del nuevo islam (“uno de los periodos más sombríos de la historia del mundo musulmán”, dejó dicho) no es oponerle “valores cristianos” (¿hemos olvidado las Cruzadas?) sino valores universales.

Ésta es la esencia de su último libro El desajuste del mundo: cuando nuestras civilizaciones se agotan (Alianza). Y así lo explicó en una entrevista reciente: “Hay una idea fija según la que el fallo de Occidente es que intenta imponer sus propios valores al resto del mundo. Es al contrario: el fallo de Occidente es que no ha respetado sus propios valores. Porque son universales y hay que tener el valor de asumirlos”. Los derechos humanos, la igualdad entre sexos, la democracia valen para todos. El error de Europa es actuar como si a “los del otro bando” no les hiciera ninguna falta y que les conviene estar sometidos a líderes teológicos o tribales, ya sea en Iraq o en los propios guetos de inmigrantes islamizados.

La voz pausada, el estilo cauteloso pero nítido de este escritor se han oído poco hasta ahora en este debate: el público prefiere a los telepredicadores y los demagogos vociferantes. Pero es hora de que le escuchemos. Porque Maalouf, libanés, es capaz de ponernos un espejo en el que veamos a “los otros”: tienen nuestra cara.

Leer más:
Amin Maalouf: «La democracia siempre ha sido un producto de exportación» Entrevista de Luque (2009)
El escritor arrima el hombro. Reseña de El desajuste del mundo (2009)