Invitado a un encuentro de judíos hispano-marroquíes que organiza la Fundación Tres Culturas en Sevilla, Jacobo Israel (Tetuán, 1942) comparte su equipaje de recuerdos y su erudición, plasmada en libros como Crónica de una familia tetuaní, Los judíos de Tetuán o Escrito en Sefarad, así como el imprescindible Los judíos hispano-marroquíes: 1492-1973.
Experto en tecnología formado en Madrid, Jacobo Israel fue durante 12 años director general de la consultora internacional Sema Group, y hasta 2003 formaba parte de la empresa SchlumbergerSema.
Afincado en Madrid desde 1959, el actual presidente de la Federación de Comunidades Judías de España, fundador de Raíces, Revista Judía de Cultura —que dirigió entre 1994 y 2005—, espera que dos pueblos que se unieron en el infortunio en 1492, el judío y el musulmán, vuelvan a encontrarse en esta nueva era.
¿Cómo recuerda su infancia en Marruecos?
«Tetuán y el mundo judío han sido para mí motivo de estudio, pero no de nostalgia: lo que fue, fue»
Nunca he vuelto a tener un entorno familiar como el que viví en Tetuán, ya que luego la familia se dispersó por varios continentes. Entonces era como una ciudad de las tres culturas, también algo parecido a una capital de provincias de la España de entonces, muy tranquila. No es que estuvieran todos mezclados, no era un totum revolutum, probablemente como fue en realidad la España medieval. Cada uno tenía sus espacios, pero había vasos comunicantes y una sana convivencia. En fin, ¿quién no tiene buenos recuerdos de infancia?
No crea, hay quien los tiene nefastos.
Estoy a punto de cumplir 70 años y creo que la vida vale la pena ser vivida, la infancia también. No hay que vivirla como víctima, sino como la experiencia que ha hecho que uno sea como hoy es, para bien o para mal. No hay más, no tenemos dos vidas. Y verá, Tetuán y el mundo judío han sido para mí motivo de estudio, pero no de nostalgia. Sí el conocimiento de mi propia identidad. Pero lo que fue, fue.
¿La nostalgia puede ser destructiva?
La nostalgia genera poca capacidad para actuar en el futuro, y creo que hay que mirar siempre hacia delante.
Todavía hay mucha gente que ignora que Marruecos acogió a miles de judíos expulsados de la Península. Incluso hay quien cree que es como si el agua acogiera al aceite...
Es hora de saber la historia. La mayor parte de los judíos que salieron de España, excepto los de la zona este —que se fueron hacia Italia, la zona del Imperio Otomano y Argelia—, salieron directamente a Marruecos. Incluso algunos que salieron hacia Orán, hubieron de desviarse y se quedaron en Marruecos. Y los que fueron a Portugal, lo mismo. Los que llegaron eran de dos clases: en la última etapa del reino nazarí, cuando se conquista Málaga, Granada y Almería, los judíos que había allí van hacia el Norte de Marruecos. Y cuando salen los de Castilla y Aragón, se dirigen a Arcila y Fez. Y luego van volviendo al Norte, a lo largo de un siglo y cuarto, por razones históricas diversas, crisis, cambios de dinastías, tumultos, guerras civiles... Por eso se concentran en el Norte, donde siempre ha existido esta comunidad, y han tenido un idioma judeoespañol propio, la jaquetía, que perdura hasta hoy, aunque la comunidad sea ya diaspórica.
Entonces, en 1492 se unen en el infortunio los expulsados de Al-Andalus y los de Sefarad... ¿Cree, como se ha dicho alguna vez, que judíos y musulmanes no sólo no viven enfrentados, sino que no pueden vivir los unos sin los otros?
Voy a decir algo que es claro: el islam fue una tierra de refugio hasta hace bien poco para los judíos. Por razones diversas, no solamente las políticas de hoy, sino por los distintos grados de occidentalización o de modernización que han tenido los pueblos árabes, se han tomado caminos distintos: el pueblo judío se ha mirado más en el modelo occidental, mientras que los musulmanes han buscado su modernización desde un sentimiento panarabista. Pero yo espero que se encuentren. Al final, uno y otro son pueblos que han dado mucho a la Humanidad. Hay gente hoy que cree que los musulmanes son terroristas, pero el islam medieval ha sido un gran aporte de sabiduría y conocimiento, el Imperio Otomano fue un ejemplo de tolerancia en muchos sentidos, y estoy seguro de que el islam actual encontrará su centro.
¿Se puede decir que las religiones se llevan mucho mejor entre sí que los estados, o son aquéllas las que soliviantan a estos?
Mira, el hombre de fe, al menos el que viene de tronco judío —judíos, cristianos y musulmanes— tiene que pensar que hay un único creador, y que es el mismo para todos. Por tanto, uno puede tener distintas formas de acercarse a Él, pero en el fondo tenemos claro dos cosas: que el creador quiere que vivamos en paz, y que somos ramas de la misma familia. La Biblia explicita una sola pareja, todos somos hermanos.
¿Cuándo podemos volver a hablar de comunidad judía en España, tras la expulsión?
Las primeras comunidades se organizan, en la España continental —no en Ceuta y Melilla, donde existen antes— durante la Primera Guerra Mundial, entre 1914 y 1918. La comunidad de Sevilla es la más antigua, ya existía como grupos que se reúnen para rezar y que tienen un cementerio desde el último tercio del siglo XIX. Las primeras tumbas me parece que son de 1868, de 1880... Pero la organización comunitaria, tener sinagoga, etcétera, se hace en los años que te he dicho. Y en Sevilla en 1914, en Madrid en 1916, en Barcelona en 1918. Esto sufre un corte con Franco, que ilegaliza las comunidades. Queipo de Llano puso en Sevilla una multa tremenda, de 150.000 pesetas de la época. No fue como 1492, porque aquí los judíos podían vivir individualmente, pero no colectivamente. Al final de la Segunda Guerra Mundial, como ya interesaba ser más amplio de espíritu, porque de lo contrario ya no iba a poder vivir, Franco fue abriendo la mano progresivamente. Pero en realidad, hasta la ley de 1967, no tuvimos vida como comunidad organizada, aunque existíamos.
¿Seríamos capaces de establecer la composición étnica de esa comunidad hoy?
Tras el corte de la Guerra Civil, hay un grupo de restos de la antigua comunidad, pero luego hay dos aportes que son esenciales: uno es el que viene, entre 1956 y 1973, de la zona de influencia española en Marruecos. Y luego los latinoamericanos que vienen a España por razones de crisis económicas y sociales de sus respectivos países, principalmente argentinos que huían de la Junta Militar. El 80 por ciento tiene esta composición. El 20 por ciento restante es de variados orígenes, del centro de Europa, del Imperio Otomano, etcétera.
Los musulmanes alcanzan el millón de fieles en España, y sus ritos ocupan espacio en los telediarios. ¿Cuál es la visivilidad de la comunidad judía española en la actualidad?
No, nosotros somos de 40.000 a 45.000, y la visibilidad es poca en el sentido en que no hay mucha diferenciación. No hablamos otro idioma, no tenemos una vestimenta especial, somos como los evangélicos españoles: hasta que no te sientas con alguien y sale el tema, nadie sabe que eres judío. Pero mantenemos bastante actividad cultural, tenemos radiosefarad.com, hacemos publicaciones periódicas, hay una revista que va a cumplir 25 años, hay una librería que lleva publicados cincuenta y tantos títulos de interés judío...
¿Cree que los judíos españoles, en general, se sientan de alguna forma
ciudadanos de Israel, o vinculados indefectiblemente al destino de ese
país, o simplemente como españoles de religión judía?
«Nos sentimos españoles y judíos, no israelíes, pero sustentamos a Israel; no al Gobierno, sino al Estado»
Nos sentimos españoles y judíos, no israelíes. Los judíos siempre sustentamos al Estado de Israel. No al Gobierno, sino al Estado.Es muy importante para nosotros ese pueblo que se vio sacado de su tierra por la fuerza de Roma. Todas las Pascuas decimos “el año próximo en Jerusalén”, y al final Israel es como el hogar de nuestros ancestros, y también el hogar de los perseguidos. En la Segunda Guerra Mundial, si hubiera habido un Israel se habrían podido salvar muchos judíos que no encontraron dónde asilarse.
¿Le parece correcto que cualquier judío en el mundo pueda acogerse por ley a la ciudadanía de Israel?
No, no tiene ningún sentido. La nacionalidad tiene que ser para los israelíes, los que viven allí, los que pagan sus impuestos y los que hacen el servicio militar.
¿Existe antisemitismo en España?
Sí, sin duda, de dos tipos: uno larvado, mental, que viene del tiempo en que quemaban al judío en la plaza pública como un espectáculo y se pensaba “algo habrá hecho”, porque la idea que tiene el pueblo del poder es que el poder no es injusto, y ha quedado en la mentalidad colectiva. Como ha quedado la idea de que los judíos son los que mataron a Cristo. No se dice que Cristo era judío. Es la misma tontería que decir que los españoles mataron a García Lorca, pero el caso es que prendió. Y luego el conflicto de Oriente Próximo creo que ha polarizado mucho la situación. Diré algo: uno tiene todo el derecho a hacer la crítica a cualquier gobierno, palestino, israelí, americano, francés, pero no creo que se deba cuestionar el derecho de Israel a existir. Así lo declaró la ONU y así se ha ganado su derecho a tener un lugar. Afortunadamente, el antisemita español no ha estallado todavía en actos antisemitas, es más una verbalización. Pero si te metes en internet,es verdaderamente escalofriante. «Uno tiene todo el derecho a criticar un gobierno, pero no se debe cuestionar el derecho de Israel a existir»
¿Y por qué se confunde tan a menudo la crítica a Israel con el antisemitismo?
Yo creo que la crítica a un gobierno es legítima. Lo que no tiene sentido es la crítica a la existencia del Estado, o al Estado aunque haga A o haga B.No creo lícito demonizar un Estado. Con Franco también sintió España un bloqueo, pero nadie discutió el derecho de España a existir. Nadie discute el derecho de Sudán a existir, y mira que han matado a un montón. Esto no se confundiría si no hubiera ese antisemitismo larvado, histórico, que he mencionado antes.
Abraham Serfaty, judío marroquí, comentaba que de niño le habían enseñado que el sionismo no sólo no era una forma de judaísmo, sino que era su contrario. ¿Qué opina?
Es una visión muy parcial... Es verdad que el sionismo nace en Europa al mismo tiempo que el nacionalismo europeo, y no hubiera tenido éxito sin el éxito del antisemitismo europeo del último tercio del siglo XIX: caso Dreyfuss, alcalde de Viena... Pero decir que el nacionalismo es lo contrario del pueblo, no lo veo. Lo que pasa es que, como todo, tiene sus pros y sus contras. Los nacionalismos tienen de bueno que unen a los pueblos, pero lo malo es cuando son demasiado excluyentes. El sionismo tendría que hacer el esfuerzo de decir: vale, agrupamos, pero además de esta proyección nacional, tenemos que hacer una proyección internacional. Esto se puede aplicar al sionismo como al nacionalismo polaco, o al nacionalimo árabe.
¿Querría invitar a los lectores a conocer mejor a la comunidad judía española?
Creo que conocer el judaísmo es conocer la fuente cristiana. Cuando analiza Occidente, uno entiende la enorme influencia que han tenido los valores judíos, desde los contenidos en el Decálogo al sistema de relacionarse con el Señor a través de la oración, o a esa visión profética de trabajar por un futuro mejor. Incluso valores que no son religiosos en sí, el amor al estudio, al conocimiento... Para los pueblos de raíz cristiana, es conocer las propias fuentes, con todas las fortalezas y debilidades que éstas puedan tener. Es como conocer a nuestros padres, para saber de dónde venimos y entender mejor cómo somos.