El árabe iraquí se habla sobre todo en Iraq. Aunque no es idioma oficial —sólo el árabe clásico o fus·ha tiene esta función— constituye la lengua de comunicación habitual en prácticamente todo el país.
El iraquí se distingue considerablemente del fus·ha: por utilizar una gramática más simple y por una fonéticamente enormemente diferente, en la que los fonemas sonoros y fricativos reemplazan los sordos y oclusivos. Así, samak (pescado) se pronuncia zemech: la s se vuelve sonora y la k se convierte en ch (aunque no en todas las palabras). Además, el idioma recoge y utiliza numerosas palabras de origen no árabe, algunas basadas en el inglés.
La diferencia frente al árabe clásico es tan grande que una comunicación entre ambas lenguas no es posible. En los años setenta, el Gobierno iraquí llevó a cabo esfuerzos para reemplazar el iraquí gradualmente con el árabe fus·ha e imponía el uso exclusivo de éste en todas las oficinas estatales incluso para la comunicación oral (habitualmente, sólo los documentos se redactan en fus·ha mientras que para la charla se utiliza el iraquí). El experimento fue abandonado en los ochenta, durante la guerra con Irán: según algunos, los soldados no entendían las órdenes de sus superiores cuando éstos eran obligados a pronunciarlas en fus·ha.
Esta campaña de 'fushaización' apenas ha dejado huella y el iraquí volvió a recuperar pronto su lugar en la expresión artística popular, en poesía, música y cine, aunque normalmente no se emplea en textos escritos y no constan intentos de crear una prensa en árabe iraquí.
No ha cifras oficiales sobre el número de hablantes del iraquí, pero pueden sumar unos 15 millones.