Golpe contra la prensa en Turquía
Las recientes detenciones de periodistas prestigiosos, acusados de formar parte de una trama golpista, han hecho saltar las alarmas y ponen en duda el proceso de democratización de Turquía.
Bocas cerradas con esparadrapo, una cadena, portadas de diarios y fotos de jóvenes entre rejas. Un homenaje a los 68 periodistas que ahora mismo están encarcelados en Turquía, un país que ha bajado hasta el puesto 138 en materia de libertad de prensa. Entre los muchos centenares de periodistas que marcharon el domingo por la céntrica calle Istiklal de Estambul hubo presentadores de noticiarios y reporteros famosos.
Desde el mes pasado, la represión ya no se ceba sólo con los informadores de publicaciones pro-kurdas, rutinariamente acusados de “pertenecer a una organización terrorista” si entrevistan a miembros del la guerrilla. Ahora, esta acusación pesa sobre varios prestigiosos periodistas de investigación, entre ellos Ahmet Sik y Nedim Sener, éste galardonado como ‘héroe de la libertad de la prensa’ en 2010 por el Instituto Internacional de la Prensa (IPI), un organismo con sede en Viena.
Ambos periodistas se cuentan entre los reporteros más prestigiosos de Turquía por sus investigaciones independientes y han publicado opiniones críticas con la investigación del ‘caso Ergenekon’, un macrojuicio dirigido contra militares con supuestas intenciones golpistas, y ahora se encuentran acusados de pertenecer a esta red. Algo difícil de creer, ya que ambos luchan por aclarar el asesinato de Hrant Dink, un periodista turco-armenio asesinado en 2007 probablemente por esas mismas redes golpistas.
“Estoy acostumbrada a ser la mujer de un periodista de éxito, no de un prisionero”. Así se expresó Vecide Sener, la esposa de Nedim. Su marido había sido absuelto de los cargos de “difundir documentos secretos” en su libro sobre el asesinato del periodista turco-armenio Hrant Dink, en el que exponía los intentos de tapar a los verdaderos culpables. Ahora estaba preparando un libro que desvela cómo los ‘fethullacis’ ―una especie de Opus Dei islámico fiel al ‘maestro’ Fethullah Gülen, exiliado en Estados Unidos― están tomando posiciones en la policía y otras instituciones estatales.
Numerosos columnistas y organizaciones cívicas que hasta ahora parecían cercanos al gobierno han empezado a desmarcarse y a denunciar un golpe contra la libertad de prensa, que preocupa no sólo a la oposición sino a grandes sectores democráticos de Turquía.
Ausencia de prensa progubernamental en las protestas
El gobierno, dirigido por el islamista AKP, deriva toda responsabilidad a la judicatura, pero la ausencia de la prensa progubernamental era llamativa en la manifestación. La cercanía de las elecciones generales, fijadas para el 12 de junio, se hace notar: varios millares de personas seguían la marcha bajo las banderas del CHP, el principal partido de la oposición.
Y por primera vez, no es el AKP el que cuenta con el respaldo de Europa: “La Comisión Europea sigue con preocupación las acciones policiales contra periodistas”, advirtió el eurocomisario Stefan Füle ya el 3 de marzo.
La prensa progubernamental asegura que los detenidos no están entre rejas por sus opiniones: filtra escuchas telefónicas según las que varios periodistas del portal Odatv ―tres están detenidos― intentaron realizar un nuevo vídeo de chantaje con contenido sexual para intervenir en la lucha del poder en el interior del partido CHP. Sus familiares creen que las pruebas son fabricadas.
Así lo asegura Özge Terkoglu, la esposa de Baris Terkoglu, uno de los tres periodistas de Odatv detenidos el 14 de febrero. Los otros dos son Soner Yalcin y Baris Pehlivan, dirigente y reportero del mismo portal. “Ser un intelectual en Turquía es cada día más difícil. Las cosas están cambiando y nosotros pagamos el precio”, dice.
Soner Yalcin tiene un perfil más controvertido que Sener y Sik y aunque Özge Terkoglu afirma que “en Odatv escriben tanto nacionalistas como izquierdistas como musulmanes”, otros compañeros de profesión no dudan en atribuir al portal un claro sesgo nacionalista y populista.
A eso se añade una rocambolesca trama hecha pública por el influyente diario progubernamental Zaman, vinculado al movimiento de Fethullah Gülen: una reportera de Odatv, Iklim Kaleli Bayraktar, habría pedido ayuda a Kemal Kiliçdaroglu, dirigente del mayor partido de la oposición, el CHP, para chantajear a su antecesor y aún poderoso rival, Deniz Baykal.
Bayraktar quiso grabar un intento de acoso sexual por parte de Baykal, derrocado el año pasado tras publicarse un vídeo que le mostraba en una relación íntima con una diputada de su formación. Kilicdaroglu se negó, pero aun así, el asunto, ahora en los tribunales, no está ayudando al CHP de cara a las elecciones de junio.
Vinculaciones al caso Ergenekon
Según el fiscal especial, todas las detenciones y tramas están vinculados al caso Ergenekon, inflado ya como un globo. Demasiado, creen algunos. “No hay relación directa entre Yalcin y Sener, excepto que todos son periodistas que intentan hacer su trabajo de investigación”, asegura Özge Terkoglu. “Odatv sólo utilizaba documentos públicos, pero mostraba las incoherencias de los juicios” del proceso de Ergenekon. Ahora a Yalcin y sus compañeros de Odatv se les acusa de ser “miembros de una organización terrorista”, que habrían “obtenido y publicado documentos confidenciales” e “incitaban al odio”.
Deniz Ergürel, secretario general de la Asociación de Medios turca, intenta nadar y guardar la ropa. “Nadie debe ir a prisión por lo que escribe. Distinto es si hay delitos no relacionados con el ejercicio de la profesión. Hay una investigación en curso que nos obliga a tener cautela”. Recuerda que “en las asonadas de 1980 y 1997 si hubo periodistas implicados”. Y añade que “personalmente no creo que Nedim Sener haya cometido un crimen, pero aún no sabemos qué datos tiene la policía o qué han encontrado en Odatv”.
Özge Terkoglu cree saberlo: nada. “A Soner y Baris les interrogaron por lo que publicaban; luego les mostraron documentos supuestamente encontrados en los ordenadores de Odatv. Se pudo mostrar que habían sido introducidos en los discos mediante un ‘troyano’ y borrados tras menos de un minuto. Pero el juez dijo que no entendía de tecnicismos y decretó detención preventiva”.
“Por una parte se habla de libertad de prensa, por otra se detiene a periodistas. No lo entendemos”. Lo dijo en febrero el recién nombrado embajador estadounidense, Francis Ricciardone... y desencadenó una minicrisis entre Washington y Ankara, cuando el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, lo acusó de ser “un novato” que no se enteraba de la realidad.
Tampoco lo entiende el IPI. “No se ha visto ningún tipo de pruebas contra Sener” asegura Anthony Mills, dirigente de este organismo internacional, que se halla en Turquía junto a la directora de la institución, Alison Bethel McKenzie.
“Un secretismo enorme rodea todo el caso y hemos venido para pedir que Sener y sus abogados tengan acceso a las pruebas que, supuestamente, demuestran su implicación. Mientras no se conozcan, persiste la sospecha de que el motivo verdadero de su detención sean sus opiniones”, añade. Recuerda que “incluso en Europa ocurre que a los periodistas se les acuse de ser portavoces de las personas a las que entrevistan”.
Mills se reunió el viernes en Ankara con el responsable de Derechos Humanos de la oficina del primer ministro. “Tuvimos un debate constructivo”, relata, durante el que el periodista le transmitió su temor a que Sener pudiera seguir encarcelado “dos o tres años” sin que se celebrara el juicio ni se conocieran las pruebas.