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Aranguena
Blanca L. Arangüena
[Estambul · Sep 2010]
Turquía  entrevista Nedim Sener | Periodista «Hablar de libertad de prensa es un lujo en Turquía»

Louis Pelatre, nuncio en Turquia El periodista turco Nedim Sener, Héroe de la Libertad de Prensa 2010, habla sobre las implicaciones del Estado turco en el asesinato del periodista armenio Hrant Dink y las constantes amenazas a las que ahora se enfrenta.

En una fría mañana de enero de 2007, un pistolero adolescente silenciaba para siempre Hrant Dink. El periodista turco-armenio editor jefe del periódico Agos, moría a los 52 años a la puerta de su trabajo.

Era el final de una vida dedicada a retar a las autoridades turcas, a levantar  ampollas y a poner sobre el tapete temas todavía considerados tabu en Turquía, como el genocidio armenio. Tenía un gran número de lectores —hasta 100.000 personas acudieron a su funeral— lo que sin duda le convirtió en un elemento demasiado molesto. Se le obligó a callar..

Pero en Turquía aun existen voces que se alzan, como la de Nedim Sener, quien tras el asesinato de su amigo y compañero de profesión, decidió escribir un libro para contar la verdad detrás del crimen. Su investigación puso de manifiesto que el  asesinato había sido planeado por los servicios secretos turcos que además intentaron encubrir la investigación criminal, ocultando o destruyendo pruebas. 

Su trabajo le ha traido el reconocimiento del Instituto Internacional de Prensa, pero tambien le ha puesto en el punto de mira de las autoridades turcas que vigilan con lupa sus movimientos. Ahora se enfrenta a 12 años de carcel y a constantes amenazas.  Sener sabe que él tambien puede morir buscando justicia. 

Su libro, El asesinato de Dink y las mentiras de los servicios secretos le ha reportado el galardón de Héroe Mundial de la Prensa. ¿Por qué decidió llevar a cabo esta investigación? «Los periodistas nos estamos dejando usar por la policía para manipular la opinión de las personas»
Cuando mataron a Hrant Dink —en enero de 2007— los culpables fueron rápidamente apresados. Entre ellos había un miembro del servicio secretos de la policía turca. Me pareció un detalle interesante, que ponía en evidencia la implicación del Estado turco en el asesinato y al que los medios de comunicación no estaban prestando atención. Empecé a tirar por ahí y como lo que encontré era demasiado complicado para explicarlo en una serie de artículos decidí recopilarlo todo en un libro.

¿Cómo explica que los otros periodistas no prestaran atención a que entre los asesinos había un policía de los servicios secretos turcos?
Porque los periodistas estábamos siendo desinformados por la policía a propósito. A muchos les incitaron a creer que el caso tenía relación con el Ergenekon, lo cual no era un acercamiento equivocado pero no dejaba ver la trama en toda su profundidad. Hubo muchos que se quedaron en la superficie.

¿Crees que los periodistas se dejaron engañar por la policía o no quisieron ir más allá en sus investigaciones por miedo a represalias?
Pueden ser ambas cosas. La actitud de muchos periodistas en Turquía es totalmente pasiva y a veces hipócrita. Yo he denunciado a la policía que está detrás del crimen de Hrant Dink. He dado sus nombres y siguen en sus puestos, desinformando a los medios turcos. Policias en EstambulNos estamos dejando usar por la policía para manipular la opinión de las personas. Yo también me propongo hablar sobre estas personas que manipula a los periodistas, dar sus nombres. Espero que con esto, la pantomima acabe pronto.

¿Como planea hacerlo?
Estoy escribiendo otro libro: “El asesinato de Hrant Dink y las mentiras del Estado”. Es importante aclarar todos los puntos. En el asesinato de Dink, al igual que en el resto de asesinatos de periodistas en Turquía, las investigaciones se quedan siempre en la superficie por falta de voluntad política. Por eso es importante seguir con mi trabajo. Si podemos resolver este asesinato, es posible que seamos capaces de poner un poco de luz a los otros.

¿Por ahora, a cuanta gente ha enviado su libro ante el juez?
A nadie. El Estado los protege y no creo que nunca llegue a pasar. Muchos de los implicados han incluso ascendido, como el jefe de la policía de Estambul: ahora es el gobernador de Estambul. Turquía es un país donde los criminales son muy poderosos, pero yo no voy a cansarme de denunciarlos aunque me cueste la vida.

Usted es el tercer turco al que se le nombra Héroe de la Libertad de Prensa. Los otros dos, Abdi Ipekci y el propio Hrant Dink, fueron asesinado. ¿Se siente usted amenazado?
Sí, por supuesto. Soy consciente de que mis predecesores en el premio fueron asesinados y he confesado en varias entrevistas mi miedo a que me ocurra algo similar. Desde que publiqué el libro en 2009 mi vida se ha complicado mucho. Los oficiales de policía que me están intentando llevar a prisión siguen en puestos muy poderosos, si me asesinan serían los encargados de la investigación. Les sería muy fácil mentir. Soy más consciente que nunca de que puedo unirme a esa lista.

Ahora se enfrenta a 32 años de cárcel por el contenido de su investigación. Doce más que el joven que disparó a Hrant Dink, al que le cayeron 20.
«Las investigaciones judiciales aquí no se hacen por justicia, sino porque les son útiles a los poderes políticos» Efectivamente [risas]. Hubo tres juicios. En el primero pidieron 20 años, por violar la llamada “ley de lucha contra el terror”. Básicamente me inculparon de haber revelado los nombres de agentes de la seguridad del Estado y de colaborar con terroristas, pero los cargos fueron desestimados el pasado 4 de julio. Ahora me enfrento a otros dos juicios, con penas de ocho años y cuatro años y medio por insultar a la policía, o lo que es lo mismo, decir que no había cumplido con su labor.

¿Ha pensado en abandonar Turquía en caso de ser hallado culpable?
No. Son los asesinos los que deberían irse de Turquía, no yo. Lo único que sé hacer es periodismo y solo lo puedo hacer aquí.

¿Cree que alguien seguirá con su trabajo si a usted le ocurriera algo?
Si algo me ocurre, y no consigo que estas personas sean juzgadas, he hablado con mi familia para que le digan a cualquiera que quiera continuar con la labor que no lo haga, porque no podrán hacerlo. Si yo no lo consigo, que estoy dedicado totalmente a esto, nadie podrá. No deberían siquiera comenzar.

Según el Comité para la Defensa de los Periodistas, 20 periodistas han muerto en Turquía desde 1992, y los motivos de tres de esas muertes nunca han sido aclarados. ¿Cree que algún día la sociedad turca levantará la voz para decir basta?
La sociedad como tal nunca va a reaccionar como una sola voz ante un asesinato de este estilo. Aquí todo depende de la ideología política a la que se pertenezca. Si un periodista islámico es asesinado, los grupos secularistas pueden llegar a afirmar que se lo merecería por algún motivo, o viceversa. Para que la sociedad reaccione como usted me plantea debería creer en la justicia, y la justicia no existe en Turquía. Las investigaciones aquí no se hacen por justicia, sino porque les son útiles a los poderes políticos. Son usadas por ellos por su propio beneficio. Solo nosotros, los periodistas, actuamos como la conciencia de la sociedad. Somo los únicos en Turquía que luchamos por la justicia.

«La sociedad turca es como un niño: el respeto que profesa a los poderes del Estado nace del miedo»

¿Es por este motivo que el oficio de periodista es tan respetado socialmente si lo comparamos con paises del entorno o incluso con España?
La sociedad turca es como un niño: el respeto que profesa a los poderes del Estado nace del miedo y los medios de comunicación tiene mucho poder en Turquía. Aquí uno se puede librar de una multa de tráfico por el simple hecho de ser periodista. Pero el oficial de policía hará la vista gorda no por deferencia, sino por miedo. Además, esto no quiere decir que confíen en nosotros o nos quieran.

¿Podemos hablar de libertad de prensa?
No. Precisamente por eso no podemos irnos. Por ejemplo, en nuestro periódico, Milliyet, muchos profesionales han sido invitados a dejar sus puestos o a retirarse, además este último año nos han subido los impuestos alegando impagos. Aparte de esto, es muy común que lean tus correos electrónicos o escuchen tus llamadas. Cuando algo no le gusta al Gobierno hay reprimendas. Discutir sobre la libertad de prensa es un lujo en Turquía.

Entonces ¿cree que su lucha servirá para algo?
Reflexiono mucho sobre ello. Yo doy los nombres de los criminales y el gobierno los ignora, pretende que no los ve, que no los oye. La sociedad lo ignora, sigue dormida. No puedo creerlo. Pero yo no puedo dejarlo ir, porque siento una presión dentro de mi que me obliga a hacer algo. Prefiero morir luchando por la justicia que tapando mis oídos y pretendiendo no hacer caso de lo que ocurre.

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