La larga huida de Berlusconi
"Ustedes no están juzgando a un ciudadano, están juzgando a un hombre que ha sido ungido por el voto de la mayoría de los italianos y están paralizando la vida política del país".
Durante cinco largos años, Silvio Berlusconi utilizó este argumento para frenar a jueces y opositores, para eludir tribunales, para comparecer con semanas de retraso, abandonar el banquillo aludiendo asuntos de Estado, legislar a favor de sus intereses personales, hacer prescribir condenas….
Más allá de sus televisiones y empresas, el mayor conflicto de intereses del Gobierno de Berlusconi ha sido entre política y justicia. Con la derrota en las urnas y la investidura del nuevo gabinete de Romano Prodi, debería abrirse una nueva estación para 'Il Cavaliere'.
Sin embargo, y en contra de lo que muchos esperan, no parece posible que Berlusconi sufra una etapa de persecución o un ajuste de cuentas.
En primer lugar, falta voluntad política por parte del nuevo Gobierno. En más de una ocasión, los colaboradores de Prodi han comentado que al 'Professore' no le faltan ganas, pero que no puede sacrificar la estabilidad del país por ello.
El partido del ex primer ministro, Forza Italia, ha sido el más votado en las elecciones, consiguiendo en torno a un 24% de los votos en ambas cámaras. Berlusconi será el jefe de la oposición. Con este peso político, avalado por un consenso popular de tales dimensiones y unido al reducido margen de escaños en el Senado, el Gobierno de Prodi no puede permitirse un ataque frontal.
En su película sobre Berlusconi ('Il Caimano'), Nanni Moretti predice el inicio de una revuelta social el día que un tribunal lo mande a la cárcel. A la luz de lo sucedido durante la campaña electoral, no puede considerarse un final disparatado. Berlusconi ha sido condenado varias veces, pero nunca tuvo que ingresar en la cárcel
Ante este panorama resulta más que probable que el expediente judicial de 'Il Cavaliere' se archive inmaculado. La intrincada telaraña de procesos que ha vivido a lo largo de su carrera política y empresarial —sólo comparable a su red de empresas y relaciones políticas— no ha conseguido atraparlo: fue absuelto de varios procesos, condenado a años de prisión en otros, pero nunca tuvo que ingresar en la cárcel: bien porque un tribunal de apelación le absolviera o porque una nueva ley, aprobada muy oportunamente por su mayoría en el Parlamento, despenalizara las actividades por los que había sido condenado o porque los delitos prescribieran antes de que se pronunciara la sentencia definitiva.
Hoy sólo penden sobre Berlusconi dos procesos: el 'caso Telecinco' y el 'caso Mills'. El primero, aplazado en España en 2002 para no interferir en la vida política italiana, podría volver a la palestra con la derrota electoral. El juez Baltasar Garzón acusó a Berlusconi de un millonario fraude fiscal y de falsear documentos mercantiles en la gestión de la cadena de televisión controlada por Mediaset.
El 'caso Mills' saltó en medio de la campaña electoral, desatando la ira de 'Il Cavaliere', que reaccionó descargando insultos contra las "togas rojas". La Fiscalía de Milán solicitó el procesamiento por corrupción judicial de Berlusconi y del abogado David Mills (marido de la ministra británica de Cultura Tessa Jowell).
600.000 dólares por un testimonio falso
Según los fiscales, David Mills habría recibido 600.000 dólares de las arcas de la empresa de Berlusconi a cambio de prestar falso testimonio en dos procesos en los que estaba involucrado el primer ministro italiano: el juicio por el pago de sobornos a la Guardia de Finanzas y el llamado 'caso All Iberian', proceso en el que Silvio Berlusconi y varios ex directivos de su compañía fueron acusados (y absueltos después de un oportuno cambio de la legislación) de haber falsificado balances contables a fin de desviar dinero hacia la financiación ilegal de partidos a cambio de favores políticos.
El propio Mills, en una declaración en julio de 2004 ante la Justicia italiana, reconoció haber prestado falso testimonio en esos dos procesos, convencido probablemente de que ese delito ya había prescrito. Y así era. Pero con lo que no contaba era con que podía ser acusado de otro delito: el de corrupción en acto judicial. Así que cuando fue llamado a declarar por ese nuevo delito en noviembre de 2004, se desdijo de su testimonio anterior. Aún así, es poco probable que este proceso lleve hacia la celda a Berlusconi.
Donde el desalojo de 'Il Cavaliere' del poder sí podría producir novedades es en la marcha de sus empresas. Dos días después de las elecciones, las acciones de Mediaset, el holding de televisiones, perdieron dos puntos en Bolsa. Con la disminución de la influencia política (que pese a todo permanece potente) Berlusconi podría perder ventajas en el mundo audiovisual y en el resto de sectores donde actúan sus empresas.
Prodi se ha mostrado algo más combativo en el terreno empresarial que en el jurídico, asegurando que "aplicará con rigor las leyes sobre la libre competencia", un propósito que figura incluso por escrito en el programa de La Unión, la coalición que ganó las elecciones. También Bertinotti, hoy presidente del Congreso, dejó dicho en una entrevista televisiva que habrá que "redimensionar Mediaset".
Miedo a arruinar a Berlusconi
Pero la izquierda tiene miedo a emprender una medida que deje un saldo negativo. Las empresas de Berlusconi conforman la tercera fuente de empleo del país, tras la administración pública y la industria metalúrgica. Constituyen, además, uno de los pocos grupos empresariales que mantienen el paso en el mercado exterior. Son empresas que en estos tiempos de crisis obtienen buenos resultados en las campañas en el extranjero. Arruinar a 'Il Cavaliere' significa también acabar con todo esto.
Incluso en los diarios de partidos de la extrema izquierda ha remitido el acoso contra 'Il Cavaliere'. Las denuncias sobre sus presuntas relaciones con la mafia o sus negocios sucios han dejado de ocupar portadas. Ya sólo queda una decena de 'condottieri' solitarios, casi todos desplazados de los círculos de poder por alguna 'razzia' de Berlusconi.
Massimo D’Alema, ex primer ministro, resumió las razones por las que la izquierda no se lanzó a fondo en su momento para investigar al empresario-diputado y apartarle de su carrera política antes de que alcanzara el cargo máximo: "Berlusconi fue votado por más de la mitad de los italianos. Es una señal de que el conflicto de intereses no le importa a nadie y nosotros no podíamos ponernos en contra de la mitad del país", explicó.
Cuestión de tribunales
"Las cuentas con Berlusconi tendrán que hacerlas los tribunales, no es una misión de la política", confirmó también el líder de Refundación Comunista, Fausto Bertinotti, en una entrevista con La Clave. En definitiva, casi todos prefirieron hacer caso al difunto intelectual Indro Montanelli cuando dijo que "Italia necesita un Gobierno de Berlusconi para vacunarse contra Berlusconi". Lo que no está claro es que la receta haya funcionado.
Aún queda mucho por investigar. "Esas cuentas es probable que sólo las haga la historia", dice el director del Diario della Settimana, Enrico Deaglio, uno de los 'condottieri' que siguen en la cruzada. Queda por descubrir, por ejemplo, de dónde sacó el dinero para levantar su imperio o desde dónde llovieron las liras en 1994, cuando fundó faraónicamente Forza Italia a pesar de que las cuentas de sus empresas estaban en números rojos.
Marco Travaglio documentó la pregunta en un libro de investigación de casi 400 páginas llamado 'El olor del dinero', pero sin encontrar respuestas. 'Il Cavaliere' le puso una demanda. Hace un par de semanas los tribunales absolvieron al periodista, admitiendo que el origen de la fortuna de Berlusconi sigue siendo un misterio.
Otra pregunta, que podría ser matriz de futuros procesos, la han estado aireando cabeceras tan conservadoras como la londinense The Economist. ¿Cómo es posible que las empresas de Berlusconi triplicasen sus dividendos y su fortuna personal se convirtiese en una de las más abultadas del mundo (más de 10.000 millones de euros) en estos cinco años de gobierno, cuando ha sido un periodo de crisis para la economía italiana, en el que la casi todas las grandes compañías sufrieron pérdidas?
La cuestión no ha recibido respuesta alguna, aunque los indicios son muchos y preocupantes. La transfusión de publicidad de los canales públicos a los de su propiedad o el rastro de las leyes 'ad personam' para proteger y blindar sus intereses son dos pistas.
Aquellos (pocos) analistas que en Italia han afrontado la cuestión del futuro de Berlusconi subrayan un último dato: la edad. 'Il Cavaliere' tiene 69 años y dentro de poco gozará de una inmunidad definitiva frente a la cárcel. Como el jefe histórico de Cosa Nostra, Bernardo Provenzano, Berlusconi siempre ha conseguido escapar en el último momento. La habilidad le viene de lejos: cuentan los cronistas oficiales que sus profesores estuvieron a punto de pillarle cuando vendía sus apuntes al mejor postor en un colegio de Milán.
La huida de Provenzano terminó el 11 de abril pasado cuando se le pusieron las esposas en Corleone. Sólo el tiempo dirá si Berlusconi lo logrará superar.