El acuerdo dinamitado de los presos
El fantasma de la guerra civil sobrevuela Palestina. El último arma en el enfrentamiento entre el presidente Mahmud Abbas y el Gobierno de Hamás es el 'Documento de Acuerdo Nacional', también denominado 'Plan de los presos', elaborado en las cárceles israelíes durante los últimos meses. Planteado como texto de consenso entre todas las facciones palestinas, ahora se ha convertido en un nuevo elemento de discordia por la propuesta de Abbas a someterlo a referéndum. Crece la tensión; los tiroteos entre militantes de Hamás y milicianos fieles a Abbas están produciendo un goteo de muertos en Gaza. Ni siquiera las dos recientes masacres de civiles causados por los misiles israelíes han podido recomponer un frente palestino común.
El documento de los presos —considerado el más importante de los manifiestos realizados hasta la fecha, ya que representa el primer consenso entre todas las facciones palestinas— fue creado precisamente para desactivar el creciente enfrentamiento. No es casual que naciera en las cárceles: muchos presos palestinos califican las celdas israelíes como una "cuna de sabiduría".
La universidad de la cárcel
A pesar de que los prisioneros han denunciado mediante huelgas de hambre o manifiestos las vejaciones de las que han sido víctimas, en las prisiones israelíes tienen una oportunidad de la que carecen en el exterior: poder instruirse. Estudian historia, política, literatura y sobre todo hebreo, la lengua del enemigo. La sociedad palestina considera que aquéllos que han conocido las prisiones israelíes entienden mejor el conflicto que los que han vivido siempre en libertad —si se puede aplicar este término a los territorios cercados de Gaza o Cisjordania— donde el analfabetismo, el paro y la pobreza aumentan cada día. Cuanto más tiempo pase un líder político en prisión, más aumentará su fama y mayor peso tendrán sus opiniones.
Fue en la cárcel de Hadarim, al norte de la ciudad de Tel Aviv, donde nació en mayo pasado el 'Plan de los presos'. En este penal conviven 120 prisioneros palestinos que pueden dialogar durante las horas diarias de salida al patio. En las consultas participaron el secretario general de Fatah en Cisjordania, Marwán Barghuti, el dirigente de Hamás, Abdel Jalid Al-Natshe, el vicesecretario del Comité Ejecutivo del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), Abdel Rahim Malluh, un representante del Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP), Mustafa Badarinah y un miembro de la Yihad Islámica, Basam Al-Sadi. Una vez redactado, el documento fue enviado a dirigentes presos en otras cárceles israelíes. Tras recibir la firma de todos, el plan fue remitido al presidente palestino, Mahmud Abbas, al primer ministro, Ismael Haniye, al presidente del Parlamento, Asis Dueik, al dirigente de Hamás, Jalid Mishal y al dirigente de la Yihad Islámica, Ramadan Shalah, los últimos dos residentes en Damasco. Todas las facciones prometen parar los ataques en Israel, si se negocia un estado palestino en las fronteras de 1967
El documento pide la creación de un Estado palestino dentro de las fronteras de 1967, lo que incluye la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, con lo que reconoce implícitamente el derecho de Israel a existir en el resto del territorio. A Tel Aviv se le exige la excarcelacion de los 8.500 prisioneros palestinos y el regreso de unos cuatro millones de refugiados de las guerras de 1948 y 1967. El texto, de 18 artículos, promete cesar los ataques y atentados suicidas dentro de Israel.
Ahmad Jbara Abu Al Sukkar, uno de los ex presidarios palestinos más veteranos, presentó el documento oficialmente en la Conferencia del Diálogo Nacional el pasado 25 de mayo. Tras la negativa de Hamás a aceptarlo, principalmente por su oposición a reconocer el derecho de Israel a existir, Mahmud Abbas anunció que sometería el plan a referéndum el próximo 26 de julio.
Fadua Barghuti, esposa y abogada del famoso dirigente de Fatah, asegura que ningún preso esperaba que el plan fuese materia de votación popular. "Mi marido continúa con los contactos dentro y fuera de la cárcel. Todavía no ha anunciado una postura final; prefiere que se llegue a un acuerdo sin plebiscito, pero se debe conseguir una postura común para enfrentarse a los retos" afirma.
Retractaciones
Una vez anunciado el referéndum, los dos firmantes de Hamás y Yihad Islámica retiraron su apoyo al plan. Ambos explicaron que Mahmud Abbas quiere explotar la consulta en beneficio de sus intereses políticos y aprovechar el respeto que inspiran los presos a la población palestina. La concordia, alcanzada en meses de diálogos entre rejas, volvió a saltar por los aires.
A pesar de las palpables diferencias ideológicas entre los prisioneros, su convivencia es mejor que la que mantienen los palestinos en el exterior. Para lograr la armonía aplican una estructura jerárquica. En cada celda —puede haber 20 por planta— conviven tres o cuatro palestinos. La celda es supervisada por un jefe que obedece las órdenes de un superior, controlado por un alto mando que vigila toda la seccion.
Un comité con un representante de cada facción busca una política común de convivencia y organiza reuniones para intercambiar puntos de vista. Las ideas llegan después, a través de los abogados, a las demás cárceles israelíes. Otra red de comunicación son los Tribunales. Cuando van a ser juzgados, todos los presidarios son conducidos a una misma penitenciaría donde tienen la oportunidad de intercambiar mensajes.
Kayed Hamad tiene 42 años y vive en el campo de refugiados de Yabalía, al norte de la franja de Gaza. Ha pasado tres años de su vida en cárceles israelíes por su afiliación a Fatah. Muestra su rechazo a la decisión adoptada por Abbas: "Los prisioneros deben de estar arrepintiéndose mucho del plan que crearon porque no querían esto. Han luchado por llegar a un acuerdo común. La propuesta debía ser una vía para salir del embotellamiento en el que estamos. Si alguien tiene que dar la última palabra es el Gobierno de Hamás que ha sido elegido democráticamente".
Para Hamad, el plebiscito impuesto por Abbas "es un abuso para realizar el juego americano-israelí y un intento de desviar la opción democrática del pueblo. El referéndum es ilegal. Abbas lo utiliza para paliar la crisis entre Fatah y Hamás y para que la gente vote a su favor". Cuando se firmaron, en 1993, los Acuerdos de Oslo con Israel ¿acaso se preguntó al pueblo palestino su opinión? se pregunta Hamad.