Apóyanos

Publicidad
Cuentos Populares Bereberes Defensa Siciliana El caos que viene

Iriarte
Daniel Iriarte
[Ammán · Febrero 2011]
IRÁN  reportaje 

La paradoja iraní


Estambul rascacielosLos levantamientos populares en el mundo árabe, que ya han provocado la caída del presidente de Túnez y amenazan con derrocar a los de Egipto y Yemen, colocan en una situación comprometida al régimen iraní, que se ve obligado a apoyarlos al tiempo que se arriesga a que el ejemplo prenda en el propio Irán.

Los iraníes no han olvidado que, cuando la revolución islámica derrocó al Sha Pahleví en 1979, éste encontró refugio en El Cairo, donde terminó sus días. Hoy, Irán es el único país de Oriente Medio que no mantiene relaciones diplomáticas con Egipto. Pero esto no significa que no se sientan afectados por los sucesos de aquel país.

Lo cierto es que en Teherán no saben bien cómo tomarse la revuelta árabe. Altos elementos del gobierno, entre ellos el presidente Mahmud Ahmadineyad, han afirmado que las protestas se inspiran en la revolución iraní. “En mi opinión, la República Islámica de Irán debe ver estos sucesos, sin excepción, bajo una luz positiva”, ha declarado Mohamad Yavad Larijaní, secretario general del Alto Consejo para los Derechos Humanos, quien también ha expresado su esperanza de que en Egipto se instaure un estado islámico.

Aunque Larijaní muestra sus dudas hacia el “secular” Túnez, asegura ser “más optimista” sobre Egipto: “Allí, los musulmanes son más activos en la agitación política, y, con la ayuda de Dios, establecerán el régimen que quieran”, dijo anteayer declaraciones al diario “New York Times”. Larijaní es el hermano del portavoz del parlamento iraní, y está considerado uno de los elementos más francos entre los sectores conservadores del régimen.

El pasado 4 de febrero, el ayatolá Alí Jamenei, líder supremo del país y sucesor de Ruhollah Jomeini, aseguró que las revueltas son “una señal del despertar islámico en el mundo”.  Durante la oración de Además de las habituales restricciones de internet, muchos portales de noticiashan sido censuradoslos viernes en la universidad de Teherán, afirmó que “los acontecimientos actuales en el norte de África, en Egipto, Túnez y otros países, tienen una significación particular para nosotros”, equiparándolos con lo sucedido en Irán en 1979.

“Occidente ha construido regímenes corruptos e instalado líderes serviles”, dijo Jamenei, quien aseguró que el tunecino Ben Alí dependía de la CIA y se refirió al presidente egipcio Hosni Mubarak como a un “lacayo del régimen sionista” de Israel. No obstante, alabó los movimientos populares contra los gobiernos, tachándolos de “renacer islámico”. “Dios les ayudará”, aseguró. Comentarios que el gobierno egipcio ha considerado una injerencia en sus asuntos. “El ayatolá Jamenei está distrayendo la atención del pueblo iraní escondiéndose en los sucesos egipcios”, afirmó al día siguiente el Ministro de Asuntos Exteriores egipcio, Ahmed Abouh Gheit.

Al mismo tiempo, el gobierno iraní es perfectamente consciente de lo peligroso del ejemplo egipcio. Las violentas protestas tras las elecciones de 2009, consideradas fraudulentas por la oposición (el llamado “movimiento verde”), ya pusieron de manifiesto el descontento entre un amplio sector de la sociedad iraní. El líder opositor Mir Husein Musaví, que concurrió a los comicios de ese año y encabezó la “ola verde”, ha declarado su apoyo a los manifestantes en Egipto. “Los líderes iraníes pueden haber olvidado que la persistencia de las políticas intimidatorias inevitablemente llevará al surgimiento de "días de la ira" en todas partes”, ha afirmado.

Por su reacción, los líderes no parecen haberlo olvidado: además de las habituales restricciones en internet  -como Facebook, Twitter o la web de la BBC-, numerosos portales de noticias normalmente accesibles han sido censurados, sin que se haya dado una explicación del motivo. Aún más preocupante es el que se haya acelerado el ritmo de ahorcamientos de disidentes, en su mayoría manifestantes detenidos durante los disturbios de 2009. Al menos 74 personas han sido ejecutadas desde el 1 de enero, según Human Rights Watch. Incluso los medios iraníes admiten al menos 66 ejecuciones, según ha compilado la agencia AFP. “Al ritmo actual, las autoridades habrán ejecutado a más de 1.000 prisionerosMural en Teheran antes del final de 2011”, dice Sarah Leah Whitson, directora del programa de Human Rights Watch para Oriente Medio.

Una paradoja difícil de justificar. El régimen “está ensalzando un comportamiento popular en Egipto que continúa siendo identificado como sedicioso en Irán”, explica el experto en Irán Farideh Farhi. Por ello, “la única manera en que puede salvar parcialmente esta contradicción es catalogando la movilización egipcia contra la dictadura como el auge del islamismo empujado por el ideal de la revolución iraní”, asegura.

Y precisamente por ello, la oposición ha decidido aprovecharse. Tanto Musaví como el clérigo reformista Mehdi Karrubí (líder del Partido de la Confianza Nacionaly miembro del Consejo del Discernimiento) han solicitado permiso por escrito al Ministerio del Interior para manifestarse en apoyo de la “revolución árabe”. “Pedimos permiso para convocar una manifestación, tal y como autoriza el artículo 27 de la constitución, a las 3 de la tarde del próximo 14 de febrero, desde Imam Hussein hasta la Plaza Azadi en Teherán”, se lee en la solicitud, “para mostrar solidaridad con los movimientos populares en la región, y específicamente con el movimiento en busca de libertad en el que se encuentran los pueblos tunecino y egipcio contra sus El régimen ensalza un comportamiento popular en Egipto que aún se identifica como sedicioso en Irángobiernos autocráticos”.

La jugada pone en un compromiso al régimen: si la autoriza, cabe la posibilidad de que se reaviven las protestas de la “ola verde” de 2009. Si la rechaza, queda en evidencia. «Si el gobierno niega autorización para la manifestación del 14 de febrero, todos sabrán que tiene miedo a conocer la verdadera opinión que exprese el pueblo en la calle», ha declarado Ardeshir Arjomand, uno de los asesores de Musavi, en una entrevista aparecida en una de las webs del movimiento opositor.

“La actitud opresiva y antirreligiosa de los actuales dirigentes está causando un gran daño a la república iraní”, se lee en un comunicado conjunto firmado por Musaví y Karrubí, aparecido en dos portales web. La movilización también ha aparecido en una página de Facebook, “25 Bahman” (“14 de febrero”, en farsi), que cuenta ya con 24.000 seguidores, y tiene ya pequeñas respuestas en las principales ciudades del país, como Isfahan, Shiraz, Tabriz o Bushehr. La cifra es pasmosa si tenemos en cuenta que Facebook no es accesible de modo normal en Irán, y los internautas deben acceder a él a través de diversas estrategias, aunque cabe suponer que muchos de aquellos que se han hecho seguidores son iraníes expatriados.

La página no oculta sus intenciones: “hacer que las calles de Irán sean verdes de nuevo”. “El 14 de febrero, por la libertad, diremos NO a todos los dictadores mundiales que se oponen a la democracia”, se lee allí. Incluyendo, se supone, a los iraníes.

“El Ministerio está obligado a dar su autorización. Si la rechazan, probarán que el actual gobierno iraní es no sólo represivo y comparable a los de Mubarak y Ben Alí, sino también profundamente hipócrita”, dice Hadi Ghaemi, portavoz de la Campaña Internacional por los Derechos Humanos en Irán. “El ayatolá Jamenei debería practicar lo que predica”, asegura.

Por ahora, todas las incógnitas están por resolverse. ¿Autorizará el régimen iraní una manifestación con voluntad claramente opositora? En caso de hacerlo, ¿nos encontraremos ante otra “ola verde”? ¿Optarán los ayatolás por la cautela, al precio de poner de manifiesto su doble rasero? La respuesta, en los próximos días.