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Topper
Sigfrido Cracovia / Ethel Bonet /Ilya U. Topper
[Estambul / El Cairo / Madrid · Abr 2006]
Zona  reportaje 

El honor que se mide en sangre


Chicas en EstambulTurquía lanza una iniciativa para combatir los 'crímenes de honor' que se cobran la vida de miles de mujeres en una quincena de países de Oriente Medio

Para muchas mujeres al este del Mediterráneo, el honor es cuestión de vida o muerte. El honor, es decir, la virginidad antes del matrimonio e, incluso, la ausencia de sospechas. La presunción de inocencia no cuenta en los pueblos del sur de Turquía, en los campamentos de refugiados palestinos o en las aldeas pakistaníes.

El resultado: miles de mujeres, en su mayoría chicas jóvenes, mueren cada año a manos de sus hermanos, padres o incluso madres. Estos 'crímenes de honor' se ejecutan a sangre fría en cumplimiento de una ley no escrita de obligado cumplimiento, que puede más que los lazos familiares.

Turquía se ha decidido a librar batalla contra esta costumbre, muy arraigada en el sureste del país, especialmente entre la población kurda. El primer paso ya fue dado el año pasado: la reforma del código penal para aplicar penas más duras para este tipo de homicidios premeditados. Aún así, algunos temen que la cláusula que permite reducir la pena si la víctima "provocó" al agresor, abre un nuevo subterfugio legal para condonar una práctica que sigue contando con amplia aceptación.

El interés del Parlamento turco se inscribe dentro de una serie de reformas imprescindibles, de cara al ingreso en la Unión Europea: la no discriminación por motivos de género es una de las condiciones básicas de adhesión. Decidido a cortar por lo sano (o quizás, como sugieren las voces más críticas, a lavar su imagen), el Parlamento encargó el año pasado a una comisión un estudio para conocer mejor el fenómeno y buscar soluciones destinadas a erradicar la barbarie. Hace poco, su presidenta, Fatma Šahin, del partido islámico AKP (Justicia y Desarrollo) actualmente en el Gobierno, asesinato de 'honor'dio a conocer los resultados, que calificó de "desgarradores". Prometió iniciar este año un plan de prevención en el que estarían presentes tanto ONGs como instituciones oficiales.

Pero si Turquía ha decidido abrir el debate, el tema es aún tabú o recibe poca atención en los demás países de la región en los que se practica esta terrible tradición: Irán, Iraq, Siria, toda la Península Arábiga y Egipto. Sólo Marruecos, Argelia y Túnez se salen del esquema: en el Magreb, perder la virginidad suele ser motivo de escándalo y a veces expulsión de la familia, pero casi nunca se paga con la vida.

En Pakistán, por otra parte, el 'honor' parece cobrarse más víctimas femeninas que en el resto de los países juntos: más de 1.200 al año según cifras oficiales, probablemente muchas más. Según un estudio de la policía turca, dado a conocer en marzo, se han contabilizado de forma oficial 1.190 crímenes de honor en Turquía en los últimos seis años. La cifra real, según la misma fuente, es probablemente mucho más elevada. La mayor parte de las víctimas pertenecen al entorno rural del este y sureste del país.

En Egipto se juzgan al año unos 50 asesinatos de mujeres por asuntos de 'honor', más de la mitad cometidos por los propios familiares. Según la abogada Nihad Abul Bomza, directora del Centro Egipcio para Asuntos de la Mujer, el número de casos ha descendido considerablemente en relación a veinte años atrás. Los asesinatos suelen perpetrarse en familias de clase baja, en las zonas rurales del Alto Egipto. Muchos no son denunciados.

Es imposible dar datos globales: aunque Naciones Unidas aventura una estimación de 5.000 a  nivel mundial, esta cifra se basa en estudios que contemplan también los asesinatos de esposas por parte de sus maridos, un concepto que se encuentra en sociedades de casi todo el mundo, empezando por Latinoamérica y sin excluir los países más avanzados de Europa.Perseguir estos crimenes es difícil porque la familia de la víctima protege al asesino

El 'asesinato de honor' cometido por la propia familia se distingue por un agravante: la denuncia y persecución del crimen son muy difíciles y no cuentan con apoyo del entorno de la víctima: toda la familia suele proteger al asesino e incluso enaltecer su actitud. Y no se trata de un crimen pasional sino de una respuesta meditada y considerada ineludible para no perder la reputación en la comunidad.

Castigo a la víctima

Nebahat Akkoc, al mando del centro de mujeres KA-MER en Diyarbakir, capital oficiosa del Kurdistán turco, relata un caso típico, ocurrido en noviembre de 2003: la quinceañera Kadriye Demirel fue primero herida con un sable y luego apedreada hasta la muerte por su hermano. El motivo: la chica había sido violada por un primo. Cuando su hermano regresó del servicio militar, Kadriye estaba embarazada. Después de muchos comentarios por parte de los vecinos, el hermano cumplió con lo que consideraba su deber para restaurar el honor familiar. Fue condenado a seis años de cárcel.

Este caso muestra el aspecto más aterrador de esta tradición: no sólo un comportamiento libre sino incluso una violación convierte a la mujer en culpable de manchar el honor familiar.Chicas en el Newroz en Diyarbakir En algunos países de la zona, denunciar una violación puede ser más peligroso para la víctima que para el agresor.

No sólo se trata de la virginidad:  también ocurre que el hijo considere la conducta de su madre, viuda o divorciada, incompatible con el 'honor familiar' y decida asesinarla, a veces con el aplauso de los testigos, como ocurre en Afganistán o Pakistán.

Los países islámicos reúnen el mayor número de 'crímenes de honor' pero no tienen la exclusividad de esta terrible costumbre: el pasado 25 de marzo, el joven italiano Giovanni Morabita disparó dos tiros a la cabeza de su hermana Bruna en Messina, al sur de Italia. Ante la policía señaló, totalmente calmo, que su hermana, de 32 años y separada de su marido, acababa de tener un hijo de otro hombre y debía morir. Si bien se trata de un caso infrecuente, refleja que en el sur de Italia está arraigado el mismo concepto de 'honor', castidad y muerte que en el extremo oriental del Mediterráneo.

De hecho, el islam no exige ni permite esta práctica. De acuerdo con la ley coránica o sharia, la mujer soltera que mantiene relaciones sexuales debe recibir 100 latigazos; el adulterio suele ser castigado con el apedreamiento hasta la muerte (pese a que el Corán no fija este extremo). Para poder aplicar la pena se necesita que cuatro personas testifiquen que hayan visto consumarse el acto sexual. La sentencia debe ser pronunciado y ejecutada por un tribunal competente, nunca por particulares, y aun menos basándose en meras sospechas. El islam no permite esta práctica, pero los islamistas la aceptan: coincide con su visión de la sexualidad

Numerosas autoridades islámicas condenan esta práctica, pero tampoco se observa una clara voluntad de erradicarla por parte de los movimientos islámicos, probablemente porque su base —una moral sexual muy restrictiva para la mujer— coincide con los planteamientos del islamismo.

De ahí que la llegada de Hamás a la Autoridad Nacional Palestina aumenta el temor de las asociaciones y comités de mujeres palestinas. Si ya antes era complicado criticar estas prácticas sin ser tildada de traidora a la causa nacional y de favorecer a Israel por reforzar los estereotipos más negativos sobre "los árabes", ahora las denuncias se tachan de "fantasmadas que nada tienen que ver con la realidad" según escribió en el periódico 'Risala' el portavoz del movimiento radical islámico, Salah Al Bardawi.

En la anterior legislatura de Al Fatah se propuso una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal del Código Penal para erradicar la discriminación de la mujer, pero Hamás "consiguió frenarla antes de llegar al poder", denuncia Amal Hamad, directora de la Unidad de la Mujer del Consejo Legislativo Palestino.

Para Hamad, la nueva ministra de Asuntos de la Mujer, Mariam Saleh, reducirá los pocos derechos conseguidos por las mujeres. chicas en GazaCree que la condena por un 'crimen de honor' podrá ser aun más leve, incluso suspendida, sí el caso está 'justificado'. De todas formas, los crímenes de honor son considerados un asunto familiar, y raramente llegan a los tribunales. Los condenados apenas cumplen una pena de tres a seis meses de prisión. "Al salir de la cárcel, algunos de ello son vistos como héroes por familiares y vecinos", lamenta  Hamad.

Legislación complaciente

La legislación de casi todos los países árabes incluye una cláusula que permite reducir la condena por asesinato si el homicida "sorprende a su esposa, hermana, hija o madre" en flagrante delito de adulterio o "en cama ilegítima". Marruecos, Argelia y Túnez forman la excepción: sólo aceptan este atenuante en los asesinatos entre cónyuges, en consonancia con la mayoría de los códigos legales europeos vigentes hasta el siglo XX. Aunque también los códigos árabes exigen que el crimen se cometa al "sorprender" a la mujer, siempre se utilizan para casos de clara premeditación, a menudo sin más base que las sospechas o habladurías.

En Pakistán, el país donde esta costumbre está más arraigada, el código penal no ofrece, teóricamente, atenuantes, pero sí permite absolver al asesino si la familia de la víctima le perdona... algo automático en estos casos. De 1.488 casos registrados en la provincia de Sind, sólo 617 llegaron a los tribunales, y sólo 41 asesinos fueron condenados. Esta realidad social no ha cambiado, pese a la reforma legal impulsada por el presidente Pervez Musharraf, que en 2004 definió el 'crimen de honor' como asesinato corriente, castigado con la pena de muerte.

En Jordania, una campaña ciudadana encabezada por el propio rey Abadalá II pedía anular el artículo 340 del Código que absolvía los autores de los crímenes de 'honor'. El Parlamento, conservador, rechazó dos veces la propuesta de ley.Parte de los asesinatos de 'honor' en Kurdistán se traduce en suicidios forzados En 2001, una enmienda algo aguada eliminó la impunidad pero sigue aplicando atenuantes.

Simpatía del Tribunal

Egipto, donde la ley reduce la pena si la víctima del homicidio es una esposa adúltera, pero no cuando es una hija o hermana, se mueve en una zona gris: numerosos jueces aplican el artículo 17 que les permite rebajar la pena hasta seis meses si consideran justificada la causa que indujo a cometer el delito o "en crímenes que requieran la simpatía del Tribunal". "Lamentablemente, son pocos los jueces que aplican condenas fuertes. En muchos casos se juzga a los hermanos menores de 18 años como autores para que queden exentos de pena", denuncia la abogada Abul Bomza.

La designación de un menor de edad como 'ejecutor' de la condena a muerte decidida en consejo familiar es una práctica habitual en todos los países afectados. Otras veces, "la familia exige a la propia madre que mate a su hija. Porque dicen que no ha sabido educarla correctamente", según denuncia la socióloga palestina Victoria Chukry. Otros casos se camuflan como accidentes o suicidios.

La población inmigrante kurda en Alemania mantiene y reivindica esta tradición asesina

Un estudio de la Universidad de Van, una ciudad en el sureste de Turquía, muestra que la tasa de suicidios de mujeres en la región es alarmante: dos veces mayor que la de los hombres. Las quinceañeras son las que con mayor frecuencia son forzadas a quitarse la vida. No es infrecuente que, una vez emitida la sentencia por parte de la familia, se cuelgue una soga en el techo de la habitación de la futura víctima para preguntar a la 'culpable': "¿A qué esperas?"

En Batman, otra provincia turca del sureste, la tasa de suicidios femeninos, tres veces más elevada que la masculina, no deja lugar a dudas de que muchos son asesinatos encubiertos. 

Casos en Europa

Esta terrible costumbre también alcanza Europa: cada año, los jueces alemanes, suecos o ingleses se enfrentan a casos como el de Hatun Sürücü, una chica kurda de 23 años, nacida en Berlín y asesinada en febrero del año pasado en la capital alemana, tras haber abandonado a su marido, residente en Turquía, con el que fue casada a la fuerza a los 16 años.

El caso causó encendidos debates en Alemania, ya que el asesino, su hermano menor Ayhan, no sólo recibió el apoyo de su familia sino que se convirtió incluso en ídolo para algunos sectores de la juventud turca en Berlín. El pasado día 13, la justicia alemana condenó a Ayhan a 9 años de prisión; sus dos hermanos mayores, supuestamente cómplices del delito, fueron absueltos por falta de pruebas. La fiscalía recurrió la sentencia.

A juicio de mujeres como Ekin Balta, de la iniciativa feminista turca independiente Amargi, las reformas legales de Ankara no son suficientes. "Debemos crear grupos de presión para sacar adelante nuevas iniciativas. El material educativo debe cambiar, así como la mentalidad".

Entrevista con...
 Aida Touma-Sliman: «Hay que juzgar a los familiares» 
Directora de la ONG Women Against Violence. Israel

Aida Touma-SlimanAida Touma-Sliman (Nazaré, 1964) tiene la difícil tarea de defender a las mujeres palestinas en Israel contra su propia comunidad, un colectivo de un millón de personas en general marginado por el Gobierno. La ciudadanía israelí no las protege contra esta sangrienta concepción del honor.

¿Cómo trata la ley israelí los crímenes de 'honor' ?
Como asesinatos, sin atenuantes. El problema está en cómo se persigue. A menudo, con el afán de cerrar el caso pronto, la policía llega a un acuerdo con el presunto culpable para acusarle sólo de homicidio, que tiene una pena menor. Además, cuando una persona confiesa su autoría, a la policía le suele bastar. Pero casi siempre es una decisión tomada por la familia y hay otros miembros involucrados. No llevarlos a juicio manda a la sociedad el mensaje de que un cómplice de asesinato puede andar libre.
¿Qué más se debe hacer?
Llevamos desde 1992 pidiendo al Gobierno que tome medidas: hay que establecer programas escolares, campañas, conversaciones con las comunidades. No hay ni un solo programa en el sistema educativo. Todo lo que se hace es iniciativa de las ONGs. Women Against Violence tiene una línea de teléfono de 24 horas a la que puede llamar cualquier mujer que se cree amenazada. También tenemos centros de acogida donde pueden recibir ayuda profesional.
¿Cuántos casos hay?
La media anual que detectamos en los medios de comunicación era de 10-11 casos. Parecía disminuir, pero en 2005 subió a 13. La cifra real puede ser mayor.
¿Qué raíces tiene esta costumbre?
La estructura patriarcal de las sociedades árabes considera a las mujeres como posesión de su familia; el matrimonio, en cambio, puede ser disuelto. De ahí que es la familia original la que tiene la responsabilidad de vigilar a la mujer, no el marido. No tiene relación, en cambio, con el islam. Creo que todas las religiones oprimen a la mujer, y critico mucho al islam, pero hay que recordar que ya en la época de Jesucristo quisieron lapidar a Magdalena por adúltera... una tradición patriarcal anterior a Mahoma. Ilya U. Topper