Francia expulsa a los estudiantes
La escuela se acaba, vivan las vacaciones! Este refrán que cantan los alumnos franceses al final del curso no pueden cantarlo los niños de familas en situación irregular en Francia. En vez de irse de vacaciones con toda tranquilidad, muchos van a ser expulsados. Desde que Nicolas Sarkozy hizo llegar a todas las prefecturas francesas su controvertida circular del 13 de junio acerca de las familias de inmigrantes sin papeles con niños escolarizados, algunos alumnos, ya mayores de edad, fueron repatriados a su país de origen por no cumplir los criterios de la circular.
El 20 de julio Aminata Diallo, una joven maliense de 19 años, nacida en Francia, fue expulsada a Bamako, la capital de su país. Estuvo 15 días en un centro de retención en Estrasburgo antes de ser trasladada hasta París, donde fue embarcada en un avión con destino a Bamako. Mucha gente se reunió en el aeropuerto de Roissy para impedir su expulsión. Incluso el pasaje de su avión se solidarizó con ella negándose a que partiera el vuelo, pero no fue suficiente.
"Ha sido la segunda expulsión, que nosotros sepamos, de estudiantes sin papeles. La primera fue la de Abdallah, una estudiante marroquí de 19 años. La semana pasada, una familia rumana fue también expulsada con su hijo escolarizado", explica Richard Moyon, portavoz de la Red de Educación Sin Fronteras.
Seis criterios de evaluación
¿Que propone la 'circular Sarkozy'? Una regularización de las familias con niños escolarizados 'caso a caso'. Las familias de inmigrantes irregulares tendrán dos opciones: o bien se acogen a una repatriación voluntaria acompañada de una ayuda económica estimada en 10.000 euros por familia, o bien se someten a un examen de su situación familiar que, eventualmente, podría proporcionarles un permiso de estancia en el país galo. Dicho permiso se concede "a título personal y humanitario", como cita textualmente la circular, siempre y cuando se cumplan seis criterios. Entre ellos, que el niño no tenga ninguna relación con su país de origen, no hable el idioma de sus padres o que exista una voluntad real de integración de su familia.
El pasado 24 de julio, Sarkozy presentó las cifras de peticiones de regularización efectuadas hasta la fecha. Un total de 1.280 familias han sido ya examinadas: 580 han 'pasado' el examen, mientras que 700 han 'suspendido'. En total, el Ministerio del Interior prevé recibir hasta 20.000 demandas, de las cuales sólo 6.000 lograrán obtener el permiso de residencia. En ese momento se habían depositado 14.000, de las cuales sólo 9.000 serán tenidas en cuenta.
No es pura coincidencia que estas expulsiones se lleven a cabo en la época estival: los menores en situación irregular no pueden ser expulsados durante el curso escolar si reciben clases. Ni se puede repatriar a sus padres, porque los jóvenes no pueden quedarse solos en Francia. Por lo tanto, el verano es el momento perfecto, ya que los niños pueden ser repatriados al mismo tiempo que sus familias. Tan sólo hay una excepción: si uno de los progenitores del menor tiene papeles en regla, puede impedir la expulsión del menor.
Como reacción a la circular de Sarkozy, el movimiento de apoyo a estas familias ha sido enorme e inmediato en toda Francia. Ante la petición desesperada de ayuda y solidaridad por parte de los padres y madres de niños escolarizados que corren el riesgo de expulsion, nacieron varias iniciativas de diversas asociaciones y organizaciones.
La Red de Educación Sin Fronteras (RESF) y la Asociación Unidos Contra la Inmigración Desechable (UCIJ) se movilizaron para manifestar su apoyo a estas familias, seguidos de numerosos centros de educación y ayuntamientos de toda Francia. Sin olvidar la solidaridad manifestada por parte de las familias francesas, cuyos hijos son compañeros de clase de estos niños sin papeles. Se organizaron numerosos actos reivindicativos, así como redes de información disponibles para familias afectadas por la circular, con el fin de que estén al corriente de sus posibilidades, sus derechos o tengan a mano todos los números de contacto posibles para salir airosos de esta situación.
Apadrinados por concejales
El acto más llamativo es el 'apadrinamiento republicano", en el que se han implicado los ayuntamientos, los centros de enseñanza públicos y muchas familias francesas. Esta iniciativa permite a estas personas estar bajo la protección tanto de los concejales como de las familias francesas que les apadrinan y les acogen incluso en sus casas. Antes del apadrinamiento, muchas familias desaparecían durante el verano, cambiaban de domicilio y se ocultaban ante el riesgo de ser expulsadas. Ahora esta medida, "les da un poco más de seguridad, pero en ningún caso les permite obtener los papeles para quedarse en Francia", afirma Patricia Tourancheau, una madrina.
Patricia y su compañero apadrinaron, el pasado 10 de julio, a la familia Dembele, proveniente de Malí, que llegó a París en 1999. En Bamako, Dedé, el padre, era perseguido por formar parte del partido Alianza para la Democracia. Pidió asilo político a su llegada a Francia pero no se lo concedieron. Desde 1999 ha tenido muchos trabajos, pero siempre mal pagados. Aún no ha conseguido poner sus papeles en regla. Dedé y su mujer tienen cuatro hijos, dos de ellos aún están en Malí, pero los otros, Fatumata y Brahim, viven desde mayo de 2004 con ellos en una habitación de 9 metros cuadrados en un albergue social del Distrito 10 de París.
El barrio de Chateau d'Eau, situado en este 10º 'Arrondissement' (distrito), es una zona popular, cerca del centro de la capital francesa, uno de los barrios más multiculturales, donde conviven personas con una enorme variedad de orígenes: turcos, pakistaníes, indios, subsaharianos, rusos, azeríes, filipinos y chinos, entre otros. En este distrito, 200 familias sin papeles corren el riesgo de ser expulsadas, pero su Ayuntamiento se ha solidarizado con ellas.
Desde junio, más de 25 familias de la escuela Martel fueron apadrinadas. Tony Dreyfus, el alcalde socialista de la barriada, preside estos actos oficiales. Bajo la bandera del apadrinamiento se encuentran partidos como el Partido Socialista (PS), el Partido Comunista Francés (PCF) y Los Verdes. Rémi Feraud, primer adjunto del Distrito 10, militante del PS, consejero de barrio y delegado de proyectos para la infancia y la comunicación, declara que "en ningún caso ha habido excepciones. Ningún ayuntamiento o concejal de derechas ha participado en estos actos". Espera que sirva realmente de algo a estas familias en situación irregular.
Para él, "no hace falta que Francia expulse a todos estos niños inmigrantes, que pueden aportar mucho a nuestra sociedad". El PS en Francia tiene en cuenta las medidas que está tomando el Gobierno socialista español: según Feraud, "cuando el Gobierno francés cambie, hay que intentar hacer lo mismo que ha hecho Zapatero en España. Hace falta que la sociedad cambie de opinión, hay que hacer comprender esta situación a la gente".
Expulsiones
Sin embargo, para Sarkozy, la posibilidad de llevar a cabo regularizaciones masivas, como han hecho España e Italia, o como se hizo en Francia en 1997, está muy lejana. Para el ministro galo, las cosas están muy claras y ha declarado que "si tenemos papeles es porque tenemos la vocación de quedarnos en Francia; si no tenemos papeles, tenemos la vocación de ser devueltos a nuestro país de origen". Sarkozy ha asegurado que las regularizaciones masivas "han hecho que España e Italia pasen de ser países de emigrantes a serlo de inmigrantes", lo cual él considera como ineficaz y un error, ya que invitaría la llegada de aun más extranjeros.
El ministro de centroderecha critica a todos aquellos que, desde un lado u otro, le reprochan su gestión del dossier de inmigración: "Aquellos que piden la expulsión de todo el mundo… es moralmente discutible y humanamente lamentable, porque eso quiere decir que no tenemos en cuenta los esfuerzos de integración o los lazos con nuestro país". Las protestas han conseguido frenar algunas expulsiones de alumnos Al mismo tiempo considera que "aquellos que piden la regularización de todo el mundo… es muy injusto, porque eso permite tratar del mismo modo a aquellos que hacen un esfuerzo de integración que a aquellos que no quieren hacerlo".
Los esfuerzos de RESF han tendio éxito en unos casos: lograron que dos alumnos de origen chino fueran liberados del centro en el que estaban internados a la espera de su expulsión definitiva. También hay otros casos en los que se anula la orden de expulsión, como ha pasado con Sabah Hamioui, una joven marroquí de 26 años que había sido detenida y separada durante cuatro días de su bebé de cinco meses. Finalmente, el tribunal administrativo de Nantes ha anulado su expulsión y le ha concedido un permiso provisorio de estancia en el país, hasta que su caso sea nuevamente revisado.
Sarkozy mantiene firme su promesa de examinar todos y cada uno de los casos, sin ningún tipo de concesión. Al mismo tiempo, el excepcional movimiento social de apoyo a estas familias persiste con la misma fuerza que al principio. Esta confrontación puede pasarle factura a Sarkozy como futuro candidato del centroderecha a las próximas elecciones presidenciales de 2007, no sólo por el movimiento social en contra de sus medidas con respecto a la inmigración, sino porque esta coyuntura ha favorecido, una vez más, el acercamiento entre algunos partidos políticos de la oposición, tales como el PS, el PCF o Los Verdes.