Los ciberdisidentes presentan batalla
"En Egipto es extremadamente arriesgado tener un ‘blog’ dedicado a los derechos humanos, porque sabes que por ese motivo serás perseguido o arrestado”, comenta a La Clave Esra’a Al Shafei, directora de Freekareem.org. Esta web alberga una campaña que pide la liberación de Kareem Amer, un egipcio condenado en noviembre de 2006 por las opiniones que publicaba en su ‘blog’, o diario en internet. Fue sentenciado a cuatro años de prisión, tres por “ultrajar al islam” y uno por “difamar” al presidente, Hosni Mubarak.
“Nuestro objetivo último es liberar a Kareem, pero también queremos animar a otros a hacer campañas a favor de ‘bloggers’ y periodistas que a menudo son acosados y detenidos por razones similares: practicar el discurso libre”, afirma Al Shafei.
La iniciativa ha tenido un gran éxito “a nivel de relaciones públicas y difusión” y ha recibido el apoyo de jóvenes de numerosos países, entre ellos Marruecos, Siria o incluso Arabia Saudí. Los ecos han llegado hasta China, donde la campaña iniciada en Egipto ha inspirado un proyecto similar.
Según Al Shafei, “la principal relación entre Kareem y los activistas chinos encarcelados es que ambos son víctimas de un mismo crimen contra el discurso libre y los derechos civiles. En ambos países, ‘bloggers’ y activistas se enfrentan a duras sentencias solamente por expresar su opinión”. Algunos de los ‘bloggers’ egipcios más conocidos han sido detenidos en manifestaciones por lo que escriben en internet
Algunos de los ‘bloggers’ egipcios más conocidos han sido detenidos en manifestaciones, y en muchas ocasiones estos arrestos guardan relación directa con el contenido de los ‘blogs’. Abdel Moneim Mahmoud, miembro de los Hermanos Musulmanes, se enfrenta ahora a un juicio por “pertenencia a una organización prohibida”, aunque muchos piensan que el motivo real son sus comentarios críticos en internet.
“Esto es parte de la campaña contra la Hermandad, pero el Gobierno fue a por Mahmoud para silenciarle, ya que acusaba a la policía de torturar sistemáticamente a activistas y también a ciudadanos comunes”, opina Wael Abbas, probablemente el más conocido ciberdisidente egipcio, que ha escrito artículos para, por ejemplo, el Washington Post.
En enero, Abbas fue el primero en difundir el caso de Emir al Kebir, un taxista torturado y sodomizado por la policía de El Cairo, que además grabó los hechos con un teléfono móvil y envió las imágenes a los amigos de Al Kebir para humillarle. Abbas colgó estas imágenes en su ‘blog’ y fue rápidamente imitado por otros activistas en la Red. El escándalo ha llevado a juicio al oficial de policía Islam Nabih, aún pendiente de resolución.
Después de éste, vinieron muchos más vídeos sobre torturas, que Abbas cuelga en su ‘blog’ (www.misrdigital.com) y en páginas como Youtube. “Hace dos años, solíamos atacar al gobierno. Ahora es él el que nos ataca a nosotros”, indica Abbas, quien confiesa haber sido víctima de intimidaciones por parte de las autoridades egipcias. “Nos dejaban escribir porque nuestro trabajo en internet no tenía ninguna repercusión. Pero de repente, a raíz del caso de Emir al Kebir, la prensa empezó a prestarnos atención, y nos volvimos peligrosos”.
Hossam Hamalawy, cuyo ‘blog’ de corte socialista es uno de los más visitados del país, cree que “el trabajo en internet es solamente una parte de nuestro activismo”. Equipara su trabajo al de cualquier periodista normal, “aunque para mí es imposible conseguir un carnet de prensa”, señala. Abbas está una situación similar: “Yo no puedo poner el pie en la televisión egipcia (donde tiene su sede el Ministerio de Información); para mí este lugar está completamente prohibido”, dice entre risas, asegurando que no se deja vencer por las presiones, “porque entonces ellos habrían ganado”.
Silenciar la web
A finales de 2006, la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) calificó a Egipto como uno de los 13 “peores enemigos de internet”. En Alejandría, actualmente se está llevando a cabo un proceso contra 51 sitios web que, según el juez principal de la Corte de Apelación, Abdel Fattah Murad, “perjudican la reputación de Egipto”. Entre ellos se encuentran las webs de la ONG Human Rights Information o la del frente opositor Kefaya, aunque, según algunos analistas, la denuncia tiene pocas posibilidades de prosperar. Al Shafei aclara que el número de ‘blogs’ en este país se acerca al millar, de los que sólo unos 300 son políticos. En otros países, la situación es parecida o incluso peor.
China cuenta con unos 17 millones de ‘bloggers’, pero tan sólo un puñado se atreve a tocar temas sensibles o criticar la política del Gobierno. “Mientras China y Egipto difieren enormemente en términos de geografía, cultura y lenguaje, el proceso de silenciar la crítica es sorprendentemente similar”, afirman los coordinadores de la campaña NewYouth4.org, cuyo objetivo es la liberación de cuatro miembros de un foro de discusión en la Red, condenados en 2003 a penas de cárcel de entre ocho y diez años por “subvertir el poder del Estado” chino. “Fue viendo el éxito de Freekareem.org’cuando comenzamos a pensar que podíamos marcar una diferencia en China”.
Actualmente, Esra’a Al Shafei también ejerce como asistente administrativa para la campaña china. Un claro ejemplo de la cada vez más frecuente colaboración entre disidentes. “No intentamos avergonzar al Gobierno, sino convencerle de que revise el caso de los cuatro detenidos”, añade el anónimo director de la campaña, cuyo éxito, de momento, es bastante más reducido que el de la iniciativa egipcia.
Según RSF, existen 66 ciberdisidentes encarcelados en todo el mundo, 52 de ellos en China. Para la misma organización, éste es “el país más avanzado del mundo en filtraje en internet”, proceso que consiste en rastrear determinadas palabras, como ‘Tíbet’ o ‘masacre de Tiananmen’, para saber qué páginas o mensajes son de carácter ‘contrarrevolucionario’.
Grandes corporaciones, como Google, Yahoo! o Microsoft, han aceptado censurar sus buscadores. Incluso los usuarios del programa Skype, que permite hablar por internet, podrían ser escuchados por agentes gubernamentales. Según el informe ‘Internet 2007’, de RSF, “en China es imposible hablar del Dalai Lama o de la independencia de Taiwán, porque los mensajes se bloquean automáticamente”.
Éxito en Irán
Vietnam, Siria, Tunez, Libia o Irán son también mencionados en este informe. Irán, con unos 700.000 sitios activos, es uno de los países con un mayor número de ‘blogs’ por habitante, sobre todo a raíz de las restricciones y cierres de varios periódicos reformistas en el año 2000. Especialmente destacado es el trabajo que desempeñan los movimientos feministas en la Red. En enero, una ofensiva informativa a nivel internacional a través de internet logró en 48 horas la liberación de las feministas Talat Taghinia, Mansoureh Shojai y Farnaz Seyfi, arrestadas cuando se disponían a asistir a un congreso. Además, en Irán se ha logrado lanzar con relativo éxito la campaña ‘Un millón de firmas’, en contra de la discriminación hacia las mujeres.
El ciberdisidente egipcio Wael Abbas defiende que la eficacia de estas iniciativas está ligada a la imagen internacional. “La opinión pública extranjera obliga a otros Gobiernos a hacer presión sobre el nuestro, y en este sentido ya hemos tenido éxito en otras ocasiones”, afirma.
Señala que la campaña FreeKareem.org está coordinada por “extranjeros, no por activistas egipcios”, aunque asegura que no hay nada malo en ello: “Creo en la solidaridad internacional. Previamente hemos trabajado con algunos estudiantes kurdos que querían desbloquear páginas webs y proteger a sus autores contra algunos riesgos en países como Irán, Siria y Turquía. Tenemos contactos en Pakistán y Bangladesh que desean garantizar las libertades de los ‘bloggers’”.
Abbas opina que los musulmanes deberían apoyar a Kareem, estén o no de acuerdo con sus opiniones religiosas. “Los fundadores de la campaña no coincidimos con él y no deseamos promover sus puntos de vista”, indica. Añade que “si la gente se une más allá de sus diferencias culturales, políticas, religiosas o raciales, podrá combatir las prácticas gubernamentales corruptas”.