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Los suníes forman la mayoría de los musulmanes (alrededor del 85%). Cuando hablamos del islam nos referimos casi siempre al suní, de lejos el más difundido y también el más presente en Europa a través de la inmigración. Se define como suní (esto es, tradicional) en contraposición al islam chií.
Las diferencias teológicas entre ambas ramas son muy reducidas y no afectan a los dogmas básicos. Una mezquita puede servir a la vez a suníes y chiíes y éstos pueden rezar juntos sin problema, aunque en las ciudades con población mixta, cada comunidad suele tener su templo propio.
Los suníes no reconocen ninguna autoridad religiosa concreta. No obstante, algunos teólogos pueden adquirir gran prestigio personal y ejercer cierta influencia sobre la sociedad. Hoy por hoy, las fetuas o circulares teológicas del muftí supremo de la Universidad islámica del Al-Azhar en Cairo se consideran como las más importantes, aunque también tienen gran prestigio los teólogos de la Universidad de Qarawiyín en Fes, los de la Zitún en Túnez o los de Damasco en Siria. Ninguna de estas opiniones, sin embargo, es vinculante para los fieles. En última instancia, un musulmán suní sólo debe responder ante Dios de sus errores o pecados, no ante una institución humana.
Escuelas
Los seguidores del islam suní se dividen en cuatro grandes escuelas teológicas (madh·hab en árabe), llamadas según sus fundadores malekí, chafeí, hanafí y hanbalí. Las cuatro escuelas se reconocen mutuamente como válidas y las diferencias entre ellas son tan escasas que sólo tienen relevancia para un musulmán practicante que desea seguir los ritos con exactitud. Así, por ejemplo, varía según la escuela la posición de los pies y manos durante la oración o se modifican determinados aspectos de la jurisdicción, como el número de testigos necesarios para probar un delito. Teóricamente, también la interpretación del Corán depende de la escuela a la que se siga; en realidad, sin embargo, el amplio abanico de idearios cubierto por los diferentes comentaristas históricos y modernos es imposible de ordenar según una u otra escuela.
A grandes rasgos, la mayor parte de los países musulmanes asiáticos sigue el modelo hanafí, difundido por el imperio otomano; el Magreb se adhiere a la escuela malekí, la Península Arábiga a la hanbalí y Sudán, Yemen y África Oriental a la chafeí, pero no se trata de un reparto geográfico estricto.