M'Sur se ha mudado. La web te redirige en 7 segundos a la nueva página.
Si no lo hace, visita www.msur.es
En 1921, Londres instauró al rey Faisal I de Iraq bajo soberanía británica y en 1923, el Tratado de Lausana fijó la frontera actual entre Turquía e Iraq. En 1931, el líder de un respetado clan kurdo, Mustafá Barzani, que había combatido con Barzanyi, inició otra revuelta, aplastada al año siguiente por fuerzas iraquíes y británicas. Al mismo tiempo, Londres reconoció la independencia de Iraq, aunque mantenía su influencia y sus tropas en el país.
Durante la década de los treinta, Barzani reconocía la autoridad de Faisal I, pero en 1942 lanzó una segunda rebelión, exigiendo autonomía. Durante varios años, sus milicias pudieron mantener el control sobre las áreas kurdas iraquíes y negociaron ciertos acuerdos con Bagdad. En 1945, Barzani fue derrotado y se trasladó con sus milicias primero a la región iraní de Mahabad, entonces una república kurda independiente, y luego a la Unión Soviética. Al mismo tiempo se fundó en Suleimanía el Partido Democrático de Kurdistán (KDP), que pidió autonomía para la zona kurda y proclamó a Barzani como líder.
En 1958, el golpe de estado del coronel Abdelkarim Qassem permitió a Barzani regresar e integrarse en el proyecto de un Iraq que se definía como mixto árabe-kurdo, incluía numerosos altos cargos kurdos en el gobierno central y no ponía restricciones a la difusión de prensa o literatura kurda o la enseñanza del idioma en los colegios. Barzani ayudó a sofocar varias rebeliones contra Qassem pero se fue envolviendo en conflictos internos y en 1961 emprendió una nueva guerra de guerrillas, coordinada por el KDP, que popularizó la imagen de las milicias kurdas, o peshmergas, como un ejército nacional kurdo.
Durante casi una década, estas milicias controlaban la mayor parte del Kurdistán iraquí, aunque también hubo combatientes kurdos leales al gobierno de Bagdad y las fisuras entre Barzani y el clan Talabani, de la región de Suleimanía, inicialmente aliados, se hicieron evidentes. Mientras que Barzani se apoyaba en las tradicionales estructuras tribales, el joven abogado Yalal Talabani representaba a los kurdos urbanos con formación intelectual e ideario a menudo izquierdista. Durante ocasionales treguas con Bagdad, ambos bandos se aliaban con el gobierno para combatirse mutuamente.
En 1970, Sadam Husein, recién instalado en la cúpula del poder, negoció un acuerdo definitivo con Barzani. Iraq reconoció el idioma kurdo como cooficial y ofreció una autonomía sin las ciudades de Mosul y Kirkuk. Las negociaciones fracasaron y en 1974, Barzani y Talabani volvieron a tomar el control de todo el Kurdistán iraquí con un ejército de 50.000 peshmergas. El contraataque iraquí obligó a los kurdos a retirarse y al año siguiente, un acuerdo entre Bagdad y Teherán puso fin al apoyo que Irán y, más discretamente, Estados Unidos, habían proporcionado a Barzani. La derrota fue completa. Unos 200.000 civiles kurdos se exiliaron a Irán, Barzani murió en el exilio en Estados Unidos y Bagdad emprendió una política de asimilación de la población kurda: la enseñanza del idioma en los colegios, aunque nunca prohibida, fue obstaculizada cada vez más. Muchas aldeas fueron evacuadas y sus habitantes asentados en Bagdad y numerosas familias árabes recibieron terrenos en Kurdistán para así difuminar los límites entre la sociedad árabe-iraquí y la kurda.
En 1975, Yalal Talabani, exiliado en Damasco, abandonó el KDP y fundó la Unión Patriótica de Kurdistán (PUK), que retomó las armas, aunque se limitaba a ataques menores contra patrullas iraquíes... y a batallas fratricidas con el KDP. Al iniciarse la guerra entre Iraq e Irán en 1980, el KDP, ahora dirigido por Masud Barzani, hijo del veterano líder, se alió con Teherán para combatir a las tropas iraquíes, mientras que el PUK se mantuvo opuesto a Irán, a ratos combatiendo contra el KDP y otras aliándose con él contra el poder central. En 1984, Talabani negoció un alto el fuego con Bagdad que incluía cierta autonomía y puso sus milicias al servicio del ejército iraquí.
Cronología
1919 El jeque Mahmud Barzanyi lanza una rebelión contra el poder británico y se proclama líder de todos los kurdos.Tres años más tarde, KDP y PUK volvieron a aliarse, convirtiéndose en la punta de lanza de las tropas iraníes que avanzaban al interior de Iraq. La respuesta fue atroz: al recuperar el terreno, las tropas iraquíes masacraban no sólo a los peshmergas, sino también a la población civil kurda, destruyeron unas 4.000 aldeas, causaron la muerte de entre 150.000 y 200.000 personas y la huida de casi 1,5 millones. En este contexto se produjo el ataque iraquí con gas tóxico contra el pueblo kurdo de Halabya.
El KDP y el PUK siguieron combatiendo unidos en el Frente Nacional de Kurdistán, aunque con operaciones muy limitadas. En 1991, con el régimen de Sadam Husein muy debilitado por la derrota en la primera Guerra del Golfo, retomaron el control sobre prácticamente todo el Kurdistán iraquí. Tras un contraataque iraquí, la intervención de Estados Unidos en la lado kurdo equilibró la balanza y permitió a los peshmergas establecer una administración autónoma sobre la mayor parte del territorio. Estaban protegidos por la zona de exclusión aérea, establecida por Washington, que prohibía a los aviones iraquíes volar al norte del paralelo 36.
La unidad duró poco: a partir de 1995, una sangrienta guerra civil entre KDP y PUK dividió a la población. El KDP recurrió a la ayuda de Bagdad para debilitar a su rival, mientras que el PUK recibió esta vez apoyo de Irán y Siria. Sólo en 1998, Washington consiguió imponer una tregua entre las dos facciones kurdas.
En los años siguientes, una guerrilla kurda islamista, llamada Ansar al Islam, de ideología wahabí o talibán y enfrentada al PUK, se hizo fuerte alrededor de Halabya en el sureste del Kurdistán iraquí. Durante la invasión de Iraq en marzo de 2003, tropas estadounidenses ayudaron al PUK a aplastar las fuerzas de Ansar el Islam y acto seguido guiaron a los peshmergas de Barzani y Talabani en su ofensiva contra el ejército iraquí.
Tras la caída del régimen de Sadam Husein, las milicias kurdas estabilizaron su control sobre casi todo el Kurdistán iraquí, aunque sin incluir Mosul, étnicamente mixto, y sin recuperar Kirkuk, considerada por los kurdos como capital histórica y codiciada por sus yacimientos petrolíferos. En mayo de 2005, Yalal Talabani fue elegido presidente de Iraq y un mes más tarde, Masud Barzani se convirtió en presidente de un Kurdistán reconocido por Bagdad como región autónoma.
Este territorio funciona prácticamente como un país independiente, con bandera propia, visados propios y dominado por los peshmerga. Mantiene buenas relaciones con Turquía, el mayor inversor y proveedor de petróleo y otros bienes. La división entre la zona de influencia del KDP en el norte —con su capital en Erbil— y el PUK en el sur —con su centro de operaciones en Suleimanía— persiste y la tensión alrededor de Kirkuk sigue manifestándose en ocasionales combates.
En febrero de 2011 se puso por primera vez en tela de juicio la autoridad de los dos partidos sobre sus respectivos feudos: en la estela de la Primavera Árabe, grupos de jóvenes empezaron a tomar una plaza pública en Suleimanía y pidieron reformas políticas, al estilo de la acampada de Tahrir, denunciando la corrupción y el nepotismo tanto del KDP como del PUK. Pero la protesta no llegó a prender en Erbil y la revuelta fue aplastada semanas más tarde.