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Bajo el nombre de democracia cristiana se agrupan numerosos partidos conservadores que otorgan a la religión —normalmente, la cristiana— un rol central en la definición de los valores éticos o morales.
Actualmente, los partidos agrupados bajo esta dominación forman el mayor bloque de votos en la Unión Europea y otros países mediterráneos y representan la derecha clásica (en contraste con los partidos democristianos de los países latinoamericanos, que se consideran de centro-izquierda). Su red mundial, la Internacional Demócrata Cristiana, cambió en 1999 su nombre por Internacional Demócrata del Centro, dado que cuenta con miembros de países de tradición musulmana, como Marruecos, Albania y Mauritania. Eso sí, mantiene en sus estatutos actuales "la orientación de su política de conformidad con los valores básicos de la ética del humanismo cristiano o humanismo integral".
En el límite entre la orientación conservadora con valores religiosos y una ideología islamista se halla el AKP, partido que gobierna Turquía. Aunque desarrollado a partir de un movimiento islamista clásico, el partido adopta hoy una postura muy moderada y se presenta como el equivalente islámico a los partidos democristianos, una opinión compartida por varios analistas. El AKP no forma parte de la Internacional Demócrata del Centro, pero es observador en el Partido Popular Europeo (PPE), que reúne a los partidos democristianos de la Unión Europea.
Común a todos los partidos democristianos (o demo-musulmanes) es su defensa de los valores tradicionales y una visión conservadora de la familia y la sexualidad en consonancia con las enseñanzas cristianas, musulmanas o judías. Así se suelen oponer al matrimonio homosexual —o a la despenalización de la homosexualidad donde está aún prohibida— y a la simplificación del divorcio o su legalización, cuando está prohibido, como en Italia hasta 1970 o en Malta hasta hoy.
En el ámbito económico, estos partidos defienden una economía de libre mercado con impuestos bajos y el fomento de la iniciativa privada en el ámbito de la educación o la salud. Otorgan poco valor a los sistemas de reparto de la riqueza. La atención a las capas más pobres se delega a menudo en sistemas de asistencia inspirados en la caridad cristiana.
Los partidos democristianos se perfilan como el contrincante clásico de los partidos socialistas, aunque su granero de votos se ha ido desplazando de las clases acomodadas hacia el sector social más tradicionalista, independientemente de los ingresos.