Qué es confianza. Qué es traición. Dónde está la débil frontera que las separa y que, en ocasiones, se diluye y se entremezcla. Es lo que trata de desentrañar esta obra, equivocadamente considerada menor dentro de la producción del escritor israelí Amos Oz (Jerusalén, 1939) y catalogada como literatura juvenil (“a partir de 12 años”, reza la solapa). Lo hace a través de una historia plagada de sutilezas, de equívocos y de recelos, que son la base natural de cualquier convivencia. Eso es lo que relata Oz, la historia de una convivencia en una tierra que rozaba la independencia.
Año 1947. Un niño de 12 años, Profi, crea con sus amigos un grupo clandestino imaginario, resistente a las fuerzas coloniales inglesas que aún mandaban en la vieja Palestina y que estaban haciendo las maletas ya para dejar el nuevo país a los judíos. En esos días de calor y tropelías infantiles aparece en la vida de Profi el sargento Dunlop, un británico interesado, sin dobleces ni segundas intenciones, en la cultura y la religión de los judíos. Profi desconfía, porque es lo que le han enseñado sus padres, pobres emigrados de Europa recién llegados a Jerusalén, y porque es lo que le ordenan sus colegas del comando de barrio. Pero los días demuestran que Dunlop es diferente, así que ambos, niño y sargento, pactan un intercambio de bienes: tus clases de hebreo por mis clases de inglés.
Es el momento en el que el juego de vigilancia y sospecha del “enemigo” se mezcla con una hermandad hecha de respeto. Entre toques de queda, controles fronterizos, alimentos racionados y miedo a una independencia que se retrasa, Profi se piensa como una pantera en el sótano, agazapada para atacar al invasor, hasta que los días le demuestran que se puede ser inglés y no tener la menor intención de causar daño. La descripción del pequeño de su descubrimiento, de la certeza de las bondades de Dunlop, es uno de los pasajes más deslumbrantes de la obra. Oz relata la dicotomía de la lealtad y la traición, jalonada de política
Pero aparecen los problemas: si eres amigo del inglés, entonces eres enemigo de Israel, le dicen sus amigos de la clandestinidad, esa que está hecha de lecturas y metralletas de alambre y madera. La etiqueta ya no lo abandonará nunca. “Profi, boged shafel”. “Profi, vil traidor”. Es el miedo a los matices cuando las guerras son a blanco y a negro, cuando las relaciones humanas son una amenaza para la conquista, en este caso, de una independencia anhelada.
Amos Oz relata esa dicotomía, la de la lealtad y la traición, jalonada de política, ancestrales miedos judíos y hasta un perturbador elemento femenino. Lo hace con sencillez de estilo, con sentencias de una rotundidad desarmante y que, por extraño que parezca, suenan naturales en la voz de un niño. Quizá porque ese niño es la conciencia de un pueblo que duda. Sabe el autor de lo que habla, atrapado como ha estado en numerosas ocasiones por las quejas de sus compatriotas, sobre todo de los que denuncian su tibieza o directamente su entrega a los palestinos, por el sencillo motivo de desear la paz. “La gente que nunca cambia piensa que quien sí lo hace es un traidor”, decía de sí mismo y de Profi en una entrevista.
El regusto final de la novela es amargo, desolador, porque es realista. Porque la traición no sólo está en el que la ejerce, sino en los ojos del que mira. Profi está condenado a serlo; su único refugio en la vida, reconoce al inicio, serán ya en adelante las palabras salvadoras. No tiene remedio, como su país, como sintetiza sabiamente en el capítulo 25: “Así es nuestra historia: viene de la oscuridad, da un par de vueltas, pasa y regresa a la oscuridad”. Un triste tratado sobre la complejidad de entender al de enfrente sin demonizarlo.
Autor:
Amos Oz
Título:
Una pantera en el sótano
Género:
Novela
Editorial:
Siruela
Páginas:
192
Precio:
12 €
Año:
1995 [1998 trad. esp.]
Idioma original:
Hebreo
Traducción al español:
Marta Lapides, Sonia de Pedro, Raquel García Lozano
Título original:
Panter va-martef [Una pantera en el sótano]