Candidatos bandidos
El pasado 9 de octubre estaban en juego en Portugal 308 alcaldías. Fue una lucha encarnizada entre las dos formaciones más importantes: el Partido Socialista (PS), que desde febrero gobierna con mayoría absoluta, y su rival más poderoso, el Partido Socialdemócrata (PSD), que finalmente se impuso en la mayoría de las ciudades. Algunos políticos socialistas se atrevieron a reconocer que la pérdida de alcaldías por parte del PS fue "un castigo del electorado ante las medidas de contención aplicadas por el Gobierno".
Pero la atención de los medios de comunicación se centró en cuatro municipios menores: Gondomar, Oeiras, Felgueiras y Amarante, donde se presentaron otros tantos candidatos expulsados de su partidos y con causas judiciales pendientes. Tres de ellos ganaron con mayorías holgadas: Valentim Loureiro e Isaltino Morais, ambos socialdemócratas expulsados de sus partidos, y Fátima Felgueiras, ex socialista.
El único candidato independiente que no consiguió un cargo fue Avelino Ferreira de Torres. Ex alcalde de Marco de Canaveses, donde fue acusado de corrupción y malversación, con peticiones de tres años de cárcel, Ferreira de Torres buscó, en vano, mejor suerte en Amarantes.
Para António Costa Pinto, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Lisboa, la victoria de los independientes supuso "la derrota de los partidos", que se negaron a apoyar a los políticos con causas abiertas en los juzgados. Según Costa Pinto, venció "la persona sobre la ideología" y los candidatos aprovecharon sus "recursos locales y su popularidad".
Ahora, los tres "candidatos bandidos", como los calificó un dirigente político, son alcaldes de sus respectivos municipios, que ya dirigieron antes de las elecciones. Costa Pinto asegura que "el electorado olvida pronto", sobre todo, si el político "hace cosas a favor del municipio". Lo resume en una frase brasileña: "Roba pero trabaja".
Huida de la justicia
La política Fátima Felgueiras, expulsada del partido socialista, regresó en septiembre desde Brasil, donde se había refugiado durante dos años, y fue recibida en Felgueiras —un pueblo en la región de Oporto, que lleva su mismo nombre y de donde es oriunda su familia— por una multitud entre vítores y aplausos, lo que le valió el nombre de 'Evita de Felgueiras'. En el aeropuerto de Lisboa se entregó a las autoridades acogiéndose a la ley lusa que da inmunidad a los candidatos a cargos electos. La candidata Fátima Felgueiras estuvo dos años huida de la justicia pero ganó las municipales tras su regreso
Esa misma noche, una juez estableció su libertad sin cargos al considerar que no había peligro de huida. Fátima Felgueiras se escapó de Portugal cuando el Tribunal de Guimaraes determinó su prisión preventiva al acusarla de 23 crímenes de corrupción económica, prevaricación, abuso de poder y crímenes fiscales, dentro del proceso conocido como 'Saco Azul'.
El inicio del juicio contra la alcaldesa estaba previsto para dos días después de las elecciones municipales del 9 de octubre y después quedó aplazado al 31 de ese mismo mes. Pero no podrá celebrarse hasta finales de 2006 debido a un recurso de nulidad presentado por el abogado de Fátima Felgueiras en relación con unas escuchas telefónicas realizadas en el Ayuntamiento. Hasta entonces, la alcaldesa se encuentra en libertad y en el pleno ejercicio de sus poderes. El Partido Socialista la acusa de haber ejercido 'chantaje político' sobre los presidentes de las juntas de vecinos del municipio para que saliese elegido como presidente de la Asamblea Municipal de Felgueiras el candidato de su movimiento.
Con la candidatura independiente 'Gondomar en el corazón', el alcalde Valentim Loureiro obtuvo un récord histórico en las elecciones de su municipio de más de 100.000 habitantes, limítrofe con Oporto. A los gondomarenses pareció no importarles que su alcalde esté acusado de 23 crímenes de corrupción activa y pasiva en asuntos de deporte, falsificación de documentos y tráfico de influencias, tanto deportivas como políticas. En abril de 2004 fueron detenidas 16 personas, entre ellas Valentim Loureiro, que entonces ocupaba los cargos de alcalde de Gondomar, presidente de la Liga Portuguesa de Fútbol, presidente del Consejo de Administración del Metro de Oporto y presidente honorario del Club de Fútbol Boavista, entre otros.
Tras declarar ante el Tribunal de Gondomar, Valentim Loureiro fue suspendido de sus funciones al frente de la Liga y del Metro, pero continuó siendo alcalde de Gondomar porque la Justicia no disponía de capacidad legal para alejarlo del cargo. Un año después, Valentim recuperó su puesto al frente de la Liga de Clubes al no haberse celebrado todavía el juicio por el proceso, conocido ya como 'Silbato Dorado'.
En las elecciones municipales de octubre se presentó por tercera vez a la alcaldía de Gondomar contra su propio partido, el PSD. Venció con más votos que todos los otros partidos juntos y continúa desempeñando todas sus funciones a la espera de que se celebre el juicio por corrupción deportiva y política, que todavía no tiene fecha.
La candidatura de Isaltino Morais a la alcaldía de Oeiras, al norte de Lisboa, que presidió durante 16 años, fue una de las más polémicas. En agosto, el socialdemócrata pidió el cese de militancia en su partido para poder ser candidato independiente.
Isaltino Morais está acusado de corrupción, blanqueo de dinero y evasión fiscal en un proceso iniciado en 2003 que lo involucraba en unas cuentas suizas no declaradas. Entonces, Isaltino Morais era ministro de las Ciudades, Ordenamiento del Territorio y Ambiente en el Gobierno socialdemócrata liderado por José Manuel Durao Barroso, actual presidente de la Comisión Europea.
Morais negó toda relación con las cuentas, que atribuyó a un sobrino suyo, y tuvo que abandonar el Ejecutivo un año después de haber dejado la alcaldía de Oeiras, a la que ahora ha regresado con amplia mayoría.
Condena firme
El ex alcalde de Marco de Canaveses fue el único 'candidato bandido' que no alcanzó su objetivo. La noche de las elecciones, al no conseguir hacerse con la alcaldía de Amarantes, un municipio vecino a Marco, Avelino Ferreira de Torres culpó a los medios de comunicación de "venderse al Partido Socialista", al que antes pertenecía.
Ferreira de Torres es el único de los alcaldes que ha sido apartado del cargo y condenado a tres años de prisión con suspensión de la pena, por varios crímenes de corrupción política y malversación de fondos mientras fue alcalde de Marco de Canaveses. Antes de la campaña electoral, Ferreira de Torres participó en un 'reality show' para limpiar su imagen, algo que no pareció servirle en las últimas elecciones.