Netanyahu impone un nuevo marco de negociación
Mientras para el representante del Cuarteto de Madrid, agrupación integrada por Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y las Naciones Unidas, su reciente visita a Jerusalén representa un éxito de la diplomacia multilateral, la mayor parte de los analistas políticos internacionales estima que el ex primer ministro británico, Tony Blair, se ha limitado a poner el marcha el obsoleto, aunque socorrido, operativo de vuelta a empezar.
En efecto, durante sus entrevistas con el jefe del Gobierno israelí, el cínico Mr. Blair ha logrado arrancar promesas ambiguas sobre el establecimiento de un nuevo marco para las consultas israelo-palestinas e israelo-árabes, una estructura que, según los políticos hebreos, debe dividirse en tres bloques: las cuestiones políticas, los problemas de seguridad y los aspectos económicos de las relaciones bilaterales entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Sin embargo, Benjamín Netanyahu no dejó claro si tenía intención de reanudar los contactos políticos con el Gabinete de la ANP, que cuenta con el apoyo de Washington y la Unión Europea, ni tampoco si apoyaba la opción de los dos Estados, que contempla la Administración Obama. En unas declaraciones formuladas durante una vídeoconferencia con los miembros del lobby judío norteamericano AIPAC, el primer ministro hebreo se limitó a señalar que Israel está preparado para reanudar las consultas bilaterales sin demora y sin condiciones previas. Añadió, sin embargo, que ambas partes presentarán sus respectivas posturas, dejando abierta la puerta para el debate. Netanyahu no dejó claro si apoyaba la opción de los dos Estados que contempla la Administración Obama
La estrategia de Netanyahu recuerda extrañamente el estratagema del laborista Ehud Barak, que se dedicó durante meses a presentar y archivar propuestas. Nada sacaron en limpio los negociadores al final de su accidentado mandato, durante el cual proliferaron los asentamientos ilegales en Cisjordania. O tal vez, sí; los emisarios de Tel Aviv presentaron en Taba un plan de paz equitativa, elaborado tras la dimisión del Gabinete laborista, es decir, durante un interregno en el cual los documentos no tenían validez ni carácter vinculante.
Las cuestiones relativas a la seguridad se abordarán en presencia del general Keith Dayton, enviado especial de la Casa Blanca. Los jefes de los servicios de policía e inteligencia jordanos asistirán a los encuentros entre palestinos e israelíes. Aparentemente, Washington tiene interés en involucrar a los hachemitas en el proceso negociador. Una maniobra poco a nada sorprendente, teniendo en cuenta el hecho de que la policía jordana dispone de las fichas de la casi totalidad de los palestinos residentes en Cisjordania.
Más aparatosa y sofisticada es la llamada vía económica, que contempla la supresión de obstáculos que frenan en desarrollo de la economía palestina. La llamada comisión encargada del desarrollo económico de los palestinos (sic), presidida por el propio Netanyahu, está integrada por los titulares de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, Defensa, Ehud Barak, Finanzas, Yuval Steinitz y Sivan Shalom, hombre de confianza y suplente del primer ministro. El desarrollo económico de los palestinos se decidirá, pues, en las reuniones del mini-gabinete hebreo y/o en algunos foros israelo-palestinos creados y dirigidos por destacados miembros del establishment político y económico israelí. El desarrollo económico de los palestinos se decidirá en foros dirigidos por miembros del establishment político israelí
Difícilmente se puede hablar de una solución pactada con los interlocutores de Ciusjordania. Sin embargo, el aparente arranque de la maquinaria parece contentar a algunas cancillerías occidentales. Tony Blair anunció, por su parte, que el Cuarteto presentará una nueva variante de la Hoja de Ruta de 2002 en un plazo de cinco a seis semanas. La iniciativa debería contar con el visto bueno del presidente Obama, quien desea involucrarse personalmente en el proceso de paz. Sin embargo, subsisten algunas incógnitas, pues el primer ministro israelí se negó a comentar las palabras del político británico que exigió abordar sin dilación los temas clave para el éxito o el fracaso de las consultas: el estatuto de Jerusalén y la cuestión del derecho de retorno de los refugiados. Conviene señalar que las autoridades hebreas supeditan el porvenir de las negociaciones políticas al cese de los enfrentamientos entre el sector laico de Fatah y los radicales islámicos de Hamás, esgrimiendo como condición sine qua non la unidad nacional palestina.
En resumidas cuentas, nos hallamos, una vez más, ante una maniobra mediática que se resume al volver a empezar. Todo ello, mientras Naciones Unidas debaten sobre la responsabilidad de Israel en la destrucción masiva de la Franja de Gaza durante la ofensiva de diciembre 2008 y enero de 2009, y la expropiación de los pobladores de la aldea palestina de Silwan, situada en las inmediaciones de la Explanada de las Mezquitas. Todo ello, en un ambiente en el cual los palestinos tienen motivos para dejar de creer en la solución negociada, en la buena fe de sus interlocutores. Aún así, nadie descarta de antemano la posibilidad del volver a empezar.