Apóyanos

Publicidad
Cuentos Populares Bereberes Defensa Siciliana El caos que viene

Martinez
Francisco Martínez
[Tiflis · Feb 2010]
Cáucaso  reportaje 

Prensa parcialmente libre


Narikala en Tiflis, GeorgiaLas televisiones de Georgia se dividen entre los favorables al presidente, con todas las facilidades, y los de oposición, con licencia de emisión limitada a la capital.

En Tiflis la prensa se vende en las salidas del metro. Los jubilados utilizan una especie de banqueta para ofrecer periódicos y revistas que muy poca gente compra. En Georgia casi nadie lee estas publicaciones: se sabe que todas están altamente politizadas.

La gente solía informarse con la televisión; confiando en el precario equilibrio entre las emisoras públicas, al servicio del presidente Mijeil Saakashvili, y la privada Imedi TV, en manos del multimillonario y oligarca Badri Patarkatsishvili, también involucrado en política: en enero de 2008 se presentó como candidato independiente contra la reelección de Saakashvili pero sólo alcanzó el 7% de los votos.

La misteriosa muerte de Patarkatsishvili en Londres en febrero del mismo año —murió de un ataque al corazón a la edad de 52 años, pero la investigación policial no descubrió causas externas— rompió la baraja y llevó a que el Gobierno tomara el poder en Imedi TV. Hoy, el dirigente del canal es Georgy Arveladze, ex ministro de Economía georgiano y amigo de Saakashvili.

“En Georgia no hay arrestos ni asesinatos de reporteros, pero los periodistas trabajan en un entorno complicado y sufren presión económica y amenazas políticas”, reconoce Mathias Huter, analista de Transparency International en Tiflis. No obstante, para Huter “el mayor problema es la falta de transparencia entre los directivos y propietarios de los medios. No se sabe quién es el dueño, quién controla y quién pone el dinero de las dos televisiones privadas más importantes. Se ha extendido el rumor de que es el Gobierno quien las subsidia”, explica.

“Nadie sabe quien dirige y quien paga los salarios de los periodistas de televisión ”, añade Vako Avaliani, antiguo reportero de Imedi TV. “En Kavkasia y Maestro TV tratan de ser objetivos, pero por criticar al gobierno se les define como canales de la oposición. Además, Maestro y Kavkasia TV sólo pueden emitir en Tiflis, la capital, por eso Saakashvili no se preocupa demasiado por ellas”, sostiene. Los medios están politizados: dos televisiones grandes a favor del Gobierno y dos pequeñas en contra

Sólo el estatal Canal 1 y las privadas Imedi y Rustavi-2 pueden emitir para toda Georgia, todos ellos favorables a Mijeil Saakashvili. La falta de confianza en la prensa y el reducido índice de lectura hace que la repercusión de estas cadenas sea muy alta. “Lo mejor sería que hubiese algo intermedio. Puede que Imedi, Rustavi-2 y el Canal 1 sean leales a las autoridades —tampoco podemos decir que hagan un periodismo especialmente bueno—, pero los reportajes y editoriales de Kavakasia y Maestro también están muy lejos de los principios del periodismo”, opina Madina Gagieva, periodista de la RTV, el único canal en ruso de Georgia.

“Existe una carencia de información objetiva y reportajes profesionales en la televisión nacional. Varios estudios demuestran que los medios de comunicación están demasiado politizados. Las dos grandes televisiones privadas están totalmente a favor de Saakashvili, mientras que las dos pequeñas, que sólo emiten en Tiflis, siempre critican al Gobierno”, corrobora Huter, quien apunta que “infelizmente el pastel de la publicidad es muy pequeño en Georgia, lo que hace muy difícil la financiación de una televisión alternativa profesional. Además, los medios de comunicación críticos denuncian que existe una presión institucional para que los interesados en anunciarse en sus canales se echen atrás”. El pastel de la publicidad es muy pequeño, lo que dificulta la financiar una televisión alternativa profesional

Según el informe anual de la organización estadounidense Freedom House, los media georgianos son sólo “parcialmente libres”. El estudio de esta institución ha sido realizado en 196 países y concluye que la prensa es libre en 69 estados, parcialmente libre en 64 y amordazada en otros 63. Georgia ha recibido una evaluación de 59, lo que la sitúa en el borde entre los "parcialmente libres" y los "no libres" (del 0 al 30 se consideran libres, del 31 al 60 parcialmente libres y del 61 al 100 controlados). El presidente Mijeil Saakashvili reaccionó calificando las conclusiones de este estudio como una “completa gilipollez”, “preparada para engañar a extranjeros ingenuos”.

Pero es innegable que el Gobierno tiene mano en el paisaje mediático. Así aprobó recientemente una modificación de la ley impositiva para aplicar una amnistía fiscal a las televisiones del país. Curiosamente las más beneficiadas por esta decisión son Rustavi-2 e Imedi, ambas favorables a Saakashvili. “Transparency International ha alertado de que esta amnistía fiscal para las televisiones no es suficientemente transparente. Los canales independientes críticos con el gobierno ya han pagado sus impuestos, preocupados por posibles multas o inspecciones policiales. Sin embargo, las televisiones favorables a Saakashvili han ido acumulando una deuda fiscal que ahora no tendrán que pagar. Hablamos de cerca de 16 millones de euros, mucho dinero para un país como Georgia”, asegura Mathias Huter.

El hecho de que unas queden exentas de pago de impuestos mientras que otras ya han cumplido con dichas obligaciones es cuando menos sospechoso. Y lo peor es que esta situación de tratos de favor y apoyo político parece empeorar año tras año.

Manipulación televisiva

El pasado febrero Imedi TV y la Televisión pública georgiana emitieron un reportaje informando de que dos periodistas españoles habían sido arrestados por las tropas rusas en el río Inguri, la frontera administrativa entre Georgia y Abjasia. Inguri, frontera Abjasia - GeorgiaEn dicho reportaje aseguraron, además, que todas las posesiones de dichos periodistas habían sido confiscadas. La noticia fue recogida igualmente por varios medios oficiales, como media.ge o GHN.

Sin embargo, esta información no sólo no es falsa sino que fue premeditadamente manipulada. El firmante de este reportaje era uno de los periodistas supuestamente "arrestados” por los rusos en Abjasia. Días antes me robaron en un café de Sujumi mi bolso en el que llevaba mi ordenador, cámara de fotos, documentos y cerca de 350 euros. Las autoridades 'de facto' de Abjasia me ayudaron a resolver el problema administrativo y semanas más tarde me enviaron algunos de mis documentos a Turquía.

Tras cruzar la frontera administrativa del Inguri, que separa la región independentista del territorio bajo control de Tiflis y presentar los justificantes oportunos a la policía georgiana, ésta llamó a un equipo de la televisión pública para que grabase a los periodistas extranjeros y pudiese montar su reportaje. La policía nos pidió que esperásemos y ordenó al conductor de la 'marsrutka' (minibús) que no saliera.

El equipo de televisión llegó desde Zugdidi, y de forma irrespetuosa —sin preguntar siquiera nuestros nombres— nos empezó a grabar y hacer preguntas a pesar de nuestras reticencias a contestar. Al final, mi colega Marc Morte decidió responder para acabar con el ”verdadero asalto” y declaró que ”A Francisco le robaron en un café de Sujumi, pero de forma fortuita, como puede ocurrir en cualquier otro lugar del mundo”. Añadió que ”la policía abjasia y el ministerio de Exteriores han intentado ayudarle” y ”nosotros no hemos tenido ningún contacto con soldados rusos”.

Como temíamos, al día siguiente descubrimos que los reporteros habían tergiversado las palabras de mi colega en un ejercicio de propaganda anti-abjasia emitido a nivel nacional.

Leer más:
Irakli Alasania: «Abjasia quiere formar parte de Georgia pero no hay confianza» [Feb 2010]