Zion, de 14 años y su hermano Meir, de 17, viven con su madre en el humilde barrio de Haifa. Llega el final del verano y el joven Zion tiene que ir al dentista. Es su hermano mayor quien lo acompaña a la consulta, pero, yéndose este a ligar con una enfermera, Zion sale huyendo y se baña en el mar. Al salir se da cuenta de que le han robado las zapatillas de deporte recientemente compradas. La economía en casa no es muy boyante y su madre le dice que deberá llevar sandalias hasta que le puedan comprar unas zapatillas nuevas. Unos días más tarde Zion observa que Salomon, un compañero de colegio e inmigrante etíope, lleva unas zapatillas iguales a las suyas. La violencia se siente a flor de piel y la relación entre los hermanos se vuelve insostenible Juntos van a por él y Meir empieza a golpearlo y a perseguirlo por una zona que atraviesa las vías del tren hasta que un tren pasa a toda velocidad....
Zion no está seguro de lo que ha pasado pero a partir de ese momento empieza a sospechar que su hermano ha matado accidentalmente a Salomon. El debate moral interior que sufre en silencio hace que la relación con su hermano mayor se resienta: ya no quiere compartir habitación con él. La violencia se siente a flor de piel en el pequeño apartamento que comparten con Llana, su madre. La relación entre los hermanos se vuelve insostenible.
El filme no supone nada nuevo en el universo narrativo del cine pero su ritmo y el hecho de que sea una película procedente de Israel, cuyo cine no es tan conocido, hace que sea una película muy interesante que puede dar lugar a profundas reflexiones. El sol del verano agonizante provoca numerosos contraluces y se convierte en un protagonista más del filme
Esta película no muestra las consecuencias de la guerra, ni se menciona la cuestión palestina. Sin embargo, algo nos deja entrever de realidad israelí: la aglomeración de los edificios grisáceos al borde del mar, un mar que apenas se ve, tapado por chimeneas de fábricas y otros signos de industrialización. El sol del verano agonizante, cenital del mediodía y envolvente del anochecer, provoca numerosos contraluces y se convierte también en un protagonista más del filme.
El director, Eran Merav, en su ópera prima quería que su historia fuera universal, centrándose solamente en la relación entre los dos hermanos. Podría ser cualquier familia de cualquier país en un estrato socioeconómico similar. El filme es seco y tal vez un tanto simple, sin subtramas superfluas, pero no resulta aburrido, con una estructura dramática bien hilada provocando intriga con las acciones de sus protagonistas: ¿hasta dónde están dispuestos a llegar? ¿Cuáles son sus límites?
Zion se expresa a través de sus actos, como cuando ayuda al padre de Salomon a cargar las flores en su camioneta o adopta el perro de la víctima llevándolo a su casa. Su instinto de supervivencia le lleva a elegir el camino menos peligroso, quedarse con su madre y el novio de ésta que le ofrecen una vía de escape y una casa nueva. El filme es seco pero no resulta aburrido y provoca intriga: ¿cuáles son los límites de sus protagonistas? Pero no es tan fácil, Zion ya no es un niño. En esta vida apacible no cabe su hermano y probablemente ni él mismo. Zion necesita definirse pues su hermano intenta moldearle a su manera, ocupando la figura del padre ausente, cuyo contacto se limita a la llamada semanal a la cabina del barrio. Meir representa lo más bajo que puede llegar el ser humano, sin remordimientos, sin valores…
La dirección de actores es otro de los éxitos de su novel director: Los actores, en su mayoría no profesionales, resultan creíbles. La atriz israelí Ronit Elkabetz representa un papel secundario algo anodino y sin muchos matices. No deslumbra como hiciera en La banda nos visita (2007), una de sus películas anteriores, pero también es cierto que su papel aquí busca la ambigüedad. El espectador no se cuestiona si Llana es una buena madre o si toma las decisiones correctas.
En este ambiente de precariedad al borde del abismo moral, es comprensible que cada uno que se busque la vida. Para Zion y Meir, los actores Reuven Badalov y Ofer Hayun respectivamente, supone su primer trabajo en la gran pantalla. Se defienden y provocan en el espectador lo que se espera de sus personajes: empatía y desprecio.
El largometraje fue presentado en la edición 2009 de Sundance donde estuvo nominado al Gran Premio del Jurado, así como al Festival de Cine de Paris de ese mismo año. Ganó el Premio al Mejor Guión en la pasada edición del Festival de Cine de Gante, en Bélgica.
Título:
Zion y su hermano
Dirección:
Eran Merav
Guión:
Eran Merav
Reparto:
Reuven Badalov, Ronit Elkabetz, Ofer Hayun, Tzahi Grad, Liya Leyn.
Género:
Largometraje de Ficción
Productores:
Assaf Amir, Norma Productions, MK2
Duración:
84 minutos
Estreno:
2008
País:
Israel
Idioma:
hebreo
Título original:
Zion w akhiu [Zion y su hermano]