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 reseña Largometraje Ene 2010 · Ruth Mata

Una mirada pesimista sobre una ciudad Art Déco  Nour-Eddine Lakhmari : Casanegra (Marruecos, 2008) 

El director marroquí Nour-Eddine Lakhmari es uno de esos inmigrantes: dejó Safi, la ciudad marroquí donde nació (1964), para embarcarse a estudiar en Europa. Nunca llegó a acabar la carrera de Farmacia y pronto se trasladó de Francia a Noruega, donde se dedicó a su verdadera pasión: el cine. Sus primeras películas, rodadas en Oslo, le facilitaron el ingreso en la Academia de Cine noruega, además de cosechar algunos premios.

En 1996, el director realizó cuatro cortos, historias mudas sobre personajes al margen de la sociedad noruega, bien inmigrantes, bien excluidos, pero siempre gente asediada por la soledad más que por los problemas económicos. En uno de ellos muestra el París marroquí. Dicho proyecto se le ocurrió viviendo en Noruega ya que, según sus propias palabras, el hecho de vivir en el país nórdico le ha dado la posibilidad de ver Marruecos sin complejos, con una mirada particular y personal. Su primer largometraje, ‘La mirada’, se estrenó en 2005 y obtuvo un amplio apoyo de la crítica en Marruecos y los países escandinavos.

Su segundo y, de momento, último largometraje, Casanegra, narra tres días en la vida de sus dos protagonistas, dos jóvenes parados que quieren mejorar su situación en la actual Casablanca (una ciudad atractiva y caótica). Adil y Karim, amigos de la infancia, intentan buscarse la vida aplicando los saberes que han aprendido en la calle. En la atractiva y caótica Casablanca, Karim recurre a niños para vender cigarrillos y Adil sueña con comprar un visado

Karim, que recurre a niños pequeños para vender cigarrillos por las esquinas, ha decidido enmendar su vida y sueña con ser respetado por la sociedad. Por su parte, Adil ha encontrado la panacea a todos sus problemas: comprar un visado que le permita conseguir un contrato de trabajo en Malmo, una ciudad sueca que tiene idealizada. Sin embargo, sus decisiones y los sueños que confían en llevar a cabo chocarán con la cruda realidad al tiempo que una mujer aparece en sus vidas. Los trapicheos no siempre resultarán ser la mejor solución a sus problemas, pero servirán para reforzar su amistad.

Una película al más puro estilo de género negro que se hace larga algunas veces y dinámica con imágenes rápidas estilo videoclip en otras. Interesante en cualquier caso por plantear una mirada fresca a un país cinematográficamente poco conocido. La elección artística, en palabras de su director, está hecha a conciencia para mostrar la fragilidad de los veinteañeros protagonistas. En su película intenta representar problemas existenciales que se podrían dar en cualquier parte del mundo, Madrid, Oslo… Son personajes que existen en todas las partes del globo. Casanegra es un filme pesimista pero fue un bombo social en Marruecos, donde lo vieron unas 350.000 personas

Para él el Marruecos de hoy en día presenta una explosión cultural, 'la maiga', que se puede comparar a la movida española: "Hacemos nuestra propia música, imágenes…grabamos a nosotros mismos, con nuestros tabús y complejos". Un elemento curioso del filme es que no aparece el mar, a pesar de ser un rasgo de Casablanca, ciudad portuaria. Nour-Eddine intenta que la ciudad se convierta así en un personaje vigilante, que siempre controla a los protagonistas.

El director, fascinado por la cultura fotográfica de Noruega y cineastas como Ingmar Bergman o el expresionista Fritz Lang, también se lanza a denunciar la decadencia y desidia cultural marroquí. En su Casanegra, una bella ciudad Art Déco, “cuando se cae un edificio, se cae, lo dejan y construyen uno de plástico”.

Casanegra no deja de ser una visión ciertamente pesimista. Sin embargo, cuando la película apareció en Marruecos fue una especie de bombo social, según su director; unas 350.000 personas vieron el filme y sus protagonistas se han convertido en ídolos de masas. Es una película pequeña que da una imagen real mostrando que en Marruecos también hay alcohol y prostitutas.

Respondiendo a las críticas por vivir en Noruega, Nour-Eddine afirma que Casanegra está financiada al 100% con dinero marroquí y que el Estado defiende la película. Casanegra FotogramaIncluso la usa como tarjeta de presentación aunque a los islamistas, que promueven el árabe clásico, lengua oficial, no les guste mucho que un filme grabado íntegramente en árabe magrebí represente el país. En palabras de Lakhmari, “debemos dejar de decir ‘Marruecos es un país árabe’ porque es un crisol de culturas donde Casablanca es la locomotora de la sociedad”.

Entre los futuros proyectos del cineasta destacan trabajos en Noruega y entre los gitanos que allí viven y, en general,  el universo de la redención. Y es que le interesa más la relación humana que la étnica, no tanto confrontar árabes y ciudades europeas sino representar la fricción entre magrebíes dentro de la propia Europa.

En su presentación de Casanegra el pasado octubre en la Semana Internacional de Cine de Valladolid, el director afirmó que no debe devenir el portavoz del mundo árabe, así que nos conformaremos con su mirada peculiar y cinéfila sobre dicha civilización.

   
Casanegra

Título:
Casanegra
Dirección:
Nour-Eddine Lakhmari
Guión:
Nour-Eddine Lakhmari
Reparto:
Anas El Baz, Omar Lotfi, Ghita Tazi, Mohamed Benbrahim
Género:
Largometraje de ficción
Productores:
Ali Kettani / Dino Sebti
Duración:
110 minutos
Estreno:
2008
País:
Marruecos
Idioma:
Árabe magrebí
Título original:
Casanegra