Le Voyage à Alger cuenta la historia de una mujer que, tras haber sido asesinado su marido por los militares durante la guerra de la independencia contra Francia, se encuentra sola con sus seis hijos. Poco después de la muerte de su marido, un administrador francés de la ciudad de Saïda, le deja su casa antes de marcharse. Sin embargo, la casa es reclamada por un alto jefe del ejército del pueblo, que había estado al cargo de los mandos franceses antes de la guerra. Esta película representa la lucha de la mujer argelina no sólo tras la guerra de la independencia sino universal Tras perder la esperanza de conservar la casa con la ayuda de las autoridades locales, la protagonista decide viajar con Kadirou, uno de sus hijos, a la capital para encontrarse con el presidente de la República, Houari Boumedienne.

El periplo de esta madre y esposa de 'shahid' (mártir de la guerra) en su visita al presidente está basado en una historia real. La mujer, movida por la necesidad y la esperanza de conseguir un futuro mejor para sus hijos en una Argelia liberada, consigue su propósito de hablar de su causa a un alto cargo del  gobierno recién establecido.

Esta película, alabada por el público del festival Cinemamed en Bruselas, en que algunas mujeres árabes se sintieron identificadas y reconocieron, con lágrimas en los ojos, haber vivido situaciones similares, representa la lucha de la mujer argelina no sólo tras la guerra de la independencia, en la que muchas enviudaron, sino de manera universal y actual. Es un homenaje a la mujer, que hoy en día sigue siendo el pilar fundamental del hogar pero que, en un país como Argelia, se la sigue tratando como a un niño. El Código de Familia argelino establece, por ejemplo, que la mujer necesita de la aprobación de un tutor (padre, hermano o familiar masculino) para casarse. “Argelia no ha sabido gestionar bien la libertad” cree el director: las mujeres aún no tienen derechos

En palabras de su director, a pesar de que son las mujeres las creadoras del sentimiento ciudadano argelino, ellas no tienen derechos. Él cree que es debido a que los hombres en los países árabes no quieren la democracia porque tienen miedo a perder la figura de la mujer que les sirve en casa. “Argelia no ha sabido gestionar bien la libertad”. Y es que los movimiento islamistas, que también están representados en el Parlamento, tienen cada vez más influencia.

Al igual que en el filme, donde el Ejército, dependiente del Ministerio de Defensa, es el que hace justicia a la protagonista, su director opina que es gracias al Ejército que Argelia no se haya vuelto un estado islamista. Lo ideal, comenta, es que Justicia y Gobierno estuvieran bien diferenciados, como en cualquier estado democrático.

Este filme de modesto presupuesto —200.000 euros, una veinteava parte de cualquier producción media francesa— le fue encomendado a Bahloul por el Ministerio de Cultura para realizar un filme que hablase de algún héroe revolucionario. Bahloul escogió a una mujer anónima cuya historia conocía. A pesar de que sólo había dos profesionales en el equipo de rodaje y uno era él, los actores representan de manera creíble su papel. A destacar la actriz Samia Meziane, que interpreta la tenaz madre, y la bella fotografía de la película.

En un momento de la historia, Kadirou, el niño entrañable que acompaña a su madre en su viaje, le dice al representante del gobierno que pretende acabar con la vida del jefe que le había estado acosando para que abandonara la casa: El filme se convierte en película antibélica, que no busca la venganza sino la esperanza

—Esta vez tú puedes desobedecer.
—¿Por qué?
—Porque hemos ganado.

Así, el Viaje a Argel se convierte hasta cierto punto en una película antibélica, que no busca la venganza y propone la esperanza que los niños de la guerra supondrán para la construcción de Argelia. La trama también resulta interesante y no decae en ningún momento. En algunas ocasiones puede resultar un tanto meliflua para los espectadores más exigentes. No obstante, es una producción altamente recomendable, especialmente teniendo en cuenta que esta época de la historia no ha sido muy tratada desde el punto de vista cinematográfico.

El filme, en palabras de su autor, ha sido bien acogido en Argelia porque al fin y al cabo “muestra los efectos del colonialismo, una cierta irreverencia con relación a la opresión en general y habla de una causa justa, que no se puede perder”. La descolonización de Argelia fue una de las que peor se hizo: los franceses se marcharon como los ladrones, “los buenos pensadores que había en el país o bien los mataron o bien se tuvieron que exiliar”. Así, el 90% de la población era en los años sesenta analfabeta.

El sexto largometraje del director y guionista Abdelkrim Bahloul se ha presentado en el Festival Cinemamed de Bruselas. Todos sus largometrajes anteriores, excepto el primero, en que el Festival aún no se había creado, han sido proyectados en este festival. La andadura de esta película incluye diversos festivales de cine francófonos: el Festival Internacional del Film Francófono de Namur en su edición de 2009, la tercera edición del Festival del Cine francófono de Angulema, La semana del Cine Argelino en Túnez o el Festival de Cine Árabe de Orán, donde se estrenó en 2009.