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expansión del islam El islam designa la cultura árabe anterior a Mahoma como yahilía, es decir ignorancia. El término se refiere a que los árabes ignoraban aún la nueva religión que iba a aparecer entre ellos. |
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Pero tiene, además, otra connotación: los escasos datos contenidas en el Corán o sus comentaristas son teñidos de rechazo hacia una sociedad pintada como bárbara. Para los historiadores musulmanes, la Historia como tal empieza con la aparición del islam y el año de la huida de Mahoma a Medina, la hégira, es el inicio del cómputo islámico.
La expansión del islam se inicia tras la muerte de Mahoma en el siglo VII. Aunque tradicionalmente se ha asociado a una supuesta conquista militar de toda África del Norte, España y grandes partes de Asia, los historiadores modernos creen que se trataba más bien de una misión religiosa que iba ganando adeptos al presentarse como una forma renovada del cristianismo, muy difundido en África del Norte y Asia Menor. |
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Máxima expansión de la fe islámica entre los siglos X y XV |
Tras un período de máxima expansión en el siglo XIII, el islam pierde terreno en Europa Occidental, pero lo gana en los Balcanes, donde pierde su posición política dominante en el siglo XIX. Hoy sigue ampliando su presencia en África al sur del Sáhara y en Indochina. |
Fechas |
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622 632 711 1193 1258 1453 1492 1501 1609 1745 1798 1871 1928 1979 2001 |
Mahoma huye de La Meca a Medina. Inicio del cómputo de la hégira. |
Desde la Península Arábiga, el islam se expandió pronto hacia este, pero probablemente no se consolidara como religión oficial hasta el siglo XIII, cuando los invasores mongoles se convirtieron a esta fe y la extendieron a través de su enorme imperio de Asia central hasta China; también los mogul, emperadores de la India, aceptaron el islam. A través de las amplias relaciones comerciales que confluyeron en el Golfo Pérsico, la nueva religión llegó aún más lejos: a la costa este de África, desde Somalia hasta Tanzania y Zanzíbar, a las islas del Océano Índico y a toda Indonesia, hoy el estado que reúne mayor número de musulmanes bajo una sola bandera. Todos estos territorios nunca fueron conquistados de forma militar por ejércitos árabes y el proceso de misión no ha concluido aún: las enseñanzas del islam siguen haciendo adeptos en África oriental, en competencia con la misión cristiana.
En el siglo XII, las Cruzadas iniciaron una llegada masiva de europeos a Jerusalén, donde se estable brevemente un estado cristiano. Este contacto acerca la cultura árabe islámica a las naciones de Europa central a la vez que instaura por primera vez una lógica de enfrentamiento militar basada en la religión: de este momento data la idea de la 'guerra santa‘ entre musulmanes y cristianos por el simple hecho de pertenecer a religiones diferentes. Un concepto hasta entonces ajeno al mundo islámico, en el que desde siempre habían convivido comunidades cristianas y judías. La expansión del Imperio Otomano hasta Argelia y Yemen unifica la mayor parte del mundo árabe bajo la dirección de los sultanes turcos de Estambul y congelan el intercambio cultural con los países europeos. La invasión de Egipto por Napoleón en 1789 inaugura la competición de las potencias europeas por la influencia en los países árabes y crea nuevos y múltiples contactos entre el islam y las sociedades cristianas de Europa. A mediados del siglo XIX se inicia la Nahda (Renacimiento), un movimiento intelectual basado en El Cairo, que intenta modernizar la sociedad árabe y reformar la religión. El activista iraní Gamáludin Afghani predica en Egipto a finales del siglo sus ideas de una reforma política de la religión e pone la base ideológica para los movimientos islamistas, como el de los Hermanos Musulmanes, fundado en 1928 y hasta hoy referencia para el islam político. |
Magreb La llegada del islam a España se acompaña con breves escaramuzas entre tropas bereberes y el ejército visigodo, pero pronto se instaura una administración musulmana bajo la que convive la población cristiana con la islamizada. En Marruecos, se difunde inicialmente una religión sincretista, mezcla de cristianismo e islam, extinguida por la revolución integrista almohade del siglo XII. Las poblaciones cristianas se convierten poco a poco al islam, un proceso que probablemente no concluya hasta el siglo XV, aproximadamente el mismo momento en el que las guerras civiles de España desembocan en la caída del último reino musulmán, el de Granada. No obstante, el islam no desaparece de la vida cotidiana española hasta 1609, cuando Felipe III decreta la conversión o expulsión de los moriscos. A diferencia de otras regiones, la expansión del islam a Europa estuvo estrechamente asociada a las campañas militares del Imperio Otomano, que extiende su poder a los Balcanes a partir del siglo XV. La administración, dominada por musulmanes, garantizaba la libertad de culto a todas las religiones, pero imponía impuestos más altos a los no musulmanes. Mientras que en algunas zonas se formaron guerrillas - o movimientos de bandoleros - cristianas, en zonas como Bosnia y Albania, las conversiones fueron moneda común y el islam siguió formando parte de la sociedad aún tras la retirada definitiva del Imperio Otomano a inicios del siglo XX. Hoy, los musulmanes bosnios son caracterizados a menudo una 'etnia', aunque sólo su religión - no su idioma - los distingue del resto de la población, católica o ortodoxa. |
En detalle | ¿Reconquista? |
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El término 'reconquista’ expresa la idea de que España fuera invadida por tropas musulmanes y debía ser recuperada —siglos después— por ejércitos cristianos. Es seguro, no obstante, que la inmensa mayoría de los musulmanes de la Península no eran hijos de invasores sino habitantes locales convertidos a la nueva fe. Durante siglos, nadie consideraba a los moros como extranjeros; aún los escritores del siglo XVI (como Ginés Pérez de Hita) hablan de las ‘guerras civiles de Granada’ para referirse a las luchas entre musulmanes y cristianos. Inicialmente, tampoco se trataba de una contienda cultural o religiosa, dado que en los territorios bajo dominio musulmán existían grandes comunidades cristianas, iglesias y obispos; cuando un territorio caía bajo dominio cristiano, los musulmanes seguían practicando su fe. Sólo siglos más tarde, las alianzas cambiantes entre los diferentes reinos independientes y la extensión paulatina del poder de los reyes cristianos se fundieron en un concepto político destinado a legitimar el monopolio del poder de la Iglesia. El término ‘reconquista’ confirió a este proceso el halo de una justificada aspiración histórica. |
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