9. Modelos de integración
Las sociedades europeas cuentan con varias opciones a la hora de plantear políticas de integración para la población inmigrante: asimilación, fusión, pluralismo cultural, multiculturalidad, interculturalidad… Hoy podemos distinguir cuatro modelos(1):
- Asimilación (modelo francés): Los inmigrantes se consideran, téoricamente, miembros de la sociedad de acogida. Las manifestaciones culturales y religiosas quedan relegadas a la esfera privada.
- Multiculturalidad (modelo inglés): Los inmigrantes se agrupan en minorías bien organizadas. La integración debe hacerse progresivamente desde la conexión social entre los dirigentes de estos colectivos y la población británica.
- Multiculturalidad temporal (modelo alemán): El inmigrante es útil al sistema en cuanto que dure su contrato de trabajo, pero no se considera deseable una estancia a largo plazo ni su integración en la sociedad.
- Asimilación condicionada (modelo español): En España, más cerca del modelo francés, no existe un esquema de integración propiamente dicho. Se observa cierta voluntad de integrar a los inmigrantes en una sociedad mestiza, aunque con reservas.
Muchos han sido los intentos de implicar a los nuevos ciudadanos en la toma de decisiones políticas. La mayor parte de estas iniciativas, por no decir casi todas, han tenido su germen en la sociedad civil, a través de un apoyo manifiesto a los nuevos vecinos extranjeros. Sin embargo, en España queda aún mucho camino que recorrer; algunos países europeos han reconocido el derecho de voto a la población inmigrante, al menos en las elecciones municipales, lo que supone un reconocimiento lógico y a la vez quimérico de su ciudadanía y sus derechos sociales y políticos.
Casos concretos: Francia y Alemania
En el caso francés, la brecha surgida entre los ciudadanos autóctonos y los ciudadanos franceses de segunda y tercera generación de inmigrantes es consecuencia de la desigualdad en el terreno educativo y laboral que existe entre la clase media y las clases más bajas. Las identidades magrebí y argelina, focalizadas en un creciente interés por una interpretación radical de la religión islámica, constituyen para estos jóvenes un cobijo ante la imposibilidad de ser considerados como ciudadanos iguales al resto.
Una vez generada esta brecha, el desprecio entre determinados autóctonos hacia los "nuevos franceses" y la de éstos a la cultura occidental es recíproco y crea un caldo de cultivo muy propicio para que los imanes radicales capten adeptos. Las autoridades francesas consideran de manera creciente –y desproporcionada– a los dirigentes religiosos representantes de la comunidad magrebí del país, lo que puede acrecentar distancias en vez de salvarlas.
El caso de Alemania es diferente porque la legislación no concede la nacionalidad a los inmigrantes, ni a los recién llegados ni a las generaciones nacidas en territorio germano. Hablamos de uno de los países europeos con mayor número de inmigrantes, principalmente turcos. El modelo de integración alemán tiende al gueto, a pesar de que son muchos los turcos nacidos y escolarizados que viven la cultura alemana como propia. Aún así, la radicalización religiosa de su propio colectivo es un obstáculo para la integración social, ya que la propia comunidad ejerce un control y una presión muchas veces incluso mayor que en Turquía, especialmente en lo que se refiere a la libertad de la mujer.
Integración de los inmigrantes en España
El fenómeno de la inmigración en España es relativamente nuevo. Sin embargo comparte dos características con el resto de países europeos: por una parte, el surgimiento de guetos, especialmente en el ámbito escolar y por otra, el fenómeno de la islamofobia. Este segundo factor está relacionado con los últimos acontecimientos de la actualidad internacional. Algunos rasgos destacados son:
• Guetos escolares
Es evidente que el tejido social que encontramos en un colegio público y otro privado resulta radicalmente distinto. Las diferencias se mitigan en el caso de los colegios concertados. Esta realidad empieza a generar problemas de guetos y desigualdad de oportunidades según advierte el último informe anual del Observatorio Europeo del Racismo y la Xenofobia (EUMC), presentado en la sede del Parlamento Europeo. Los colegios privados reúnen un alumnado casi exclusivamente español. Los casos en Madrid y Barcelona son los más llamativos, porque es en las grandes urbes donde se encuentra una mayor densidad de inmigrantes. Madrid concentra al 25% de los estudiantes inmigrantes de toda España. Durante el curso 2005/2006 son 93.386, unos 60.000 más que en el año 2000, según la organización Aula Intercultural, de FETE-UGT.
Algunos centros públicos superan la proporción del 70 y hasta 80% de alumnado de origen inmigrante. Jacinto Uceda es el director del Instituto de Educación Secundaria Jaime Vera del distrito de Tetuán, en Madrid, donde el 71% de sus estudiantes es extranjero: "Los inmigrantes no son un problema si se dota a los centros de medios. De hecho, son alumnos más disupestos y participativos. Pero llegan con niveles educativos diferentes y hay que reforzar las clases. Sin medios, nosotros apenas podemos actuar”.
La pregunta que surge es si a raíz de la nueva Ley educativa propuesta por el Partido Socialista, y radicalmente atacada por sectores conservadores y religiosos, y que pretende lograr una distribución más equitativa de alumnos de origen inmigrante entre centros públicos y concertados, se podrá salvar las diferencias de esta tendencia segregacionista entre el alumnado español e inmigrante que proponían otras propuestas educativas anteriores. Posiblemente, las diferencias económicas y religiosas impedirán que los padres y madres envíen a sus hijos a colegios concertados, debido a los gastos añadidos que estos centros suponen y debido también al carácter marcadamente católico que chocaría en ocasiones con otras creencias religiosas.
En cuanto a los menores no acompañados, la organización PRODENI afirma que este fenómeno se le escapa de las manos a las instituciones públicas. Comunidades como Andalucía o Canarias se encuentran desbordadas ante la llegada en pateras de estos niños y niñas, a los que, como solución temporal, se les interna en centros para su posterior repatriación. Pero no todos permanecen en esos centros y la Administración tampoco hace mucho al respecto, puesto que la dotación presupuestaria para convenios con Ceuta y Melilla para centros de menores extranjeros se mantiene en la misma cuantía en el año 2004, a pesar de haberse incrementado el número de plazas(2).
Un informe financiado por la Obra Social de Caja Madrid denuncia que al menos 1.000 menores extranjeros no acompañados viven en las calles de la capital en una situación muy precaria. La media de edad se sitúa en los 17 años, y la mayoría procede de Marruecos; su nivel educativo es muy bajo.
• Guetos en la comunidad islámica
¿Es la radicalización de los ciudadanos magrabíes de segunda generación un fenómeno espontáneo? No. Este proceso, que también se da en otros países europeos con población islámica, ha de contextualizarse en una situación complicada para las personas con orígenes culturales distintos a los valores occidentales. La desigualdad de oportunidades en el terreno laboral y educativo frente a los ciudadanos “nativos”, el fenómeno del terrorismo internacional ligado a los sectores radicales y violentos del Islam y la mala imagen del mundo árabe que estos generan, suponen para esta comunidad serios problemas a la hora de conseguir una integración total en la sociedad en la que viven.
Esta situación afecta directamente a la totalidad de la comunidad musulmana, mayoritariamente marroquí en nuestro país (en Ceuta y Melilla alcanzan más de un 40% de la población). Como recuerda Mohamed Alami, presidente de la Asociación de Amigos de Pueblo Marroquí, esta comunidad empezó a llegar a España en los años 60, integrándose perfectamente en una población que les acogió respetando sus costumbres y sus diferentes actitudes políticas y religiosas. Esta asociación denuncia ahora la entrada de falsos imanes que perjudican a la comunidad propiciando un aumento de la delincuencia y la segregación y piden a las autoridades y a la administración que actúen contra este fenómeno.
Ha de señalarse que las mezquitas radicales y los imanes que promueven la violencia a través de sus discursos, son una minoría y los fondos para erigir y mantener estos centros religiosos a menudo no provienen de la propia comunidad inmigrante, sino de donantes oriundos de Arabia o incluso directamente de la familia real saudí.
El éxito de los modelos de integración está estrechamente ligado a las políticas sociales que se diseñen a favor de una integración real de estos colectivos. El actual reglamento de extranjería reconoce en su introducción que la admisión de nuevos inmigrantes en nuestro país está fundamentalmente basada en la necesidad de cobertura de puestos de trabajo. Debido al alto número de extranjeros en situación irregular, la actual política de inmigración se centra en la normalización de la situación legal de estas personas, y no en la admisión de nuevos inmigrantes.
• Derechos laborales
La reciente regularización fortalece derechos para los trabajadores, al tiempo la lucha contra la inmigración clandestina y la persecución de la Economía sumergida (que en el caso de la Economía española representa un 20%). Esta situación afecta especialmente al colectivo inmigrante y particularmente a la mujer, más expuesta al abuso y a la discriminación por trabajar en sectores que no suelen estar regulados, como el empleo domestico. Según fuentes consultadas del MTAS, existen muchas lagunas legales al respecto, sobre todo en lo que se refiere a los despidos. Además, ha faltado previsión ante ciertos problemas sobrevenidos y se estima que ha sido un error el no haber contado con asociaciones de inmigrantes en mayor medida para el seguimiento del Reglamento de Extranjería aprobado el año pasado.
• Presupuesto
Un capítulo fundamental es el presupuesto destinado a políticas de integración social. En mayo de 2005, el gobierno aprobó 120 millones de euros para el Fondo de Integración de Inmigrantes. Esta suma se reparte entre las Comunidades Autónomas, atendiendo a la presión migratoria desigual entre provincias, y será destinada a incrementar los programas de acogida e integración y de esfuerzo educativo.
La inversiones de la Dirección General de Integración de los Inmigrantes (el antiguo IMSERSO) a Cruz Roja, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) y ACCEM se mantienen en la misma cuantía que el 2004, crece sin embargo en un 200%, las ayudas a corporaciones locales para actuaciones a favor de los inmigrantes, pero sin especificar nada más.
• Análisis
El estudio de los niveles de integración de las redes sociales de los inmigrantes extranjeros en España, realizado por el Observatorio Permanente de la Inmigración en el año 2004, muestra la tendencia de los distintos colectivos a mezclarse, principalmente entre su propia comunidad. Este informe califica la inmigración española como "familiar", producida en cadena por familiares y amigos, compatriotas residentes ya en España, como muestran los datos extraídos: el 65% de los chinos, el 51,8% de los ecuatorianos, el 59% de los marroquíes, el 44% de los rumanos y el 22% de los senegaleses enviaron dinero e información a sus países referente a la llegada a España.
Estas redes de relación serán básicas en la integración del inmigrante en la sociedad española, pues en una alta proporción la vivienda y el trabajo se consiguen a través de compatriotas, porque su trato con instituciones, ONG y ciudadanía en general es inferior, al menos en un primer momento.
• Racismo y medios de comunicación
Desde hace años, la relación entre inmigración y delincuencia encuentra cobijo en los medios de comunicación españoles. Algunas portadas, editoriales, artículos de opinión o entrevistas realizadas en la prensa escrita, tanto como en la televisión o radio, alimentan a menudo la imagen de inmigrante como invasor y trasgresor de normas de convivencia.
El orden en que se presenten las noticias en el sumario, el cómo se coloca un foco o el fondo para realizar una entrevista condicionan las ideas del receptor de información. La inmigración interesa al ciudadano medio, pero lo que conoce de ella lamentablemente no se reduce a experiencias personales sino también al flujo informativo que le llega desde los medios.
Hoy, palabras como “mafia”, “robo” o incluso “violencia doméstica” nos parecen más graves si se asocian con inmigrantes, hecho que de ser cierto, alimenta en ocasiones la prensa generando estereotipos muy complicados de desmontar. La opinión pública es generada por los mass media y es en ese punto donde debemos empezar a actuar, haciendo oír la voz de muchos inmigrantes y refugiados que nada tienen que ver con el mundo de la delincuencia.
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