moneda

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La gran mayoría de los países mediterráneos utilizan su propia moneda nacional, aunque desde su creación en 2002, el euro se ha impuesto como la moneda de referencia en toda la región.

El euro fue adoptado como moneda interna de los bancos de la Unión Europea en 1999 y puesto en circulación el 1 de enero de 2001 en doce países europeos, cinco de ellos mediterráneos: Portugal, España, Francia, Italia y Grecia. En 2007, Eslovenia se sumó al club y en 2008 lo hicieron Malta y Chipre. Por otra parte, Rumanía y Bulgaria están preparando sus sistemas económicos para la adopción del euro en los próximos años. Se prevé que todos los futuros socios de la UE deban también adoptar el euro en cuanto su economía se lo permita.

La Comisión Europea no respalda este uso "por libre" pero tampoco lo obstaculiza, ya que se considera que puede estabilizar las economías de estas zonas (que no emiten la moneda sino sólo usan la que ya circula).

El resto del mundo mediterráneo nunca ha adoptado monedas comunes excepto Egipto y Siria durante su breve unión política entre 1958 y 1961. Cinco territorios declarados independientes pero no reconocidos internacionalmente utilizan la moneda de un estado vecino: en Gaza y Cisjordania se utiliza el shekel israelí, en la República Turca del Norte de Chipre la lira turca, en Abjazia y Osetia del Norte, ambos desgajados de Georgia, se emplea el rublo ruso y en los territorios del Sáhara Occidental bajo control del Frente Polisario se emplea en dinar argelino.

Dos monedas nacionales de la zona están ligadas al euro: el dirham marroquí y el marco de Bosnia-Herzegovina. Además, desde su introducción, el euro se ha convertido rápidamente en la 'moneda de referencia' en la población de casi toda la región, primero al lado del tradicional dólar estadounidense y pronto como valor preferido. Desde Marruecos hasta Iraq, incluso en poblaciones menores es fácil cambiar euros por moneda local, aunque sea de manera informal.